Búsqueda incesante

La extraña volatilidad electoral en el análisis

Todas las encuestas indican que Keiko Fujimori disputará la segunda vuelta a menos que se produzca un hecho o un error de consecuencias catastróficas. Semejante situación determina que la disputa se focalice en el segundo protagonista que enfrentará el ballotage con el fujimorismo. Si las cosas se presentan de esa manera no es arbitrario hablar de que existe un electorado no fujimorista que busca ser representado. Sin embargo, ¿cómo se desarrolla el forcejeo por el segundo lugar?

En un primer momento, PPK aparecía firme en la segunda ubicación en tanto que Alan García permanecía en situación expectante por los pergaminos acumulados en campañas electorales pasadas. Sin embargo emergió César Acuña, quien empezó a subir hasta pelear por el segundo lugar en el preciso momento que PPK comenzaba a pasmarse hasta, prácticamente, quedar congelado.

No obstante, cuando todo indicaba que Acuña iba a crecer como la espuma, el chotano rozó con un techo y los pronósticos pesimistas señalan que solo llegaría hasta allí. Semejantes movimientos se producían cuando García se petrificaba en el cuarto lugar porque los rechazos acumulados luego de cinco años de contra campaña se le vuelven difíciles de superar.

Cuando las cosas se desarrollaban de esa manera se presentó otro aparecido: Julio Guzmán. El hombre se presentó en todas las entrevistas habidas y por haber y principió a cometer errores que mostraron sus debilidades. No obstante, no sería nada extraño que Guzmán siguiera creciendo hasta ubicarse en el segundo o tercer lugar, pero, una vez más, lo más probable es que el candidato morado de todas las propuestas termine estancándose como parece suceder con Acuña.

Si ese es el vaivén de las olas del electorado existen dos posibilidades: que se presente otro aparecido del pelotón de los pitufos o que García recupere o quizá que el propio PPK vuelva a la pelea con ajustes de estrategia. En todo caso semejante volatilidad del electorado nos revela que las ofertas y estrategias no están funcionando de tal manera que todo se insinúa posible.

Sin embargo el “todo parece posible” tiene un límite: el humor de las mayorías, aparentemente, ha enterrado todas las propuestas que tengan olores palaciegos o de la izquierda estatista. De alguna manera todos los que disputan e, incluso, los aparecidos, no parecen inclinados a los programas estatistas de la izquierda que cuestionan los fundamentos del modelo económico.

Se puede sostener entonces que electorado no fujimorista busca y busca, pero todavía no encuentra. Las últimas semanas de enero no parece ser el tiempo propicio para que se cristalicen apoyos sostenidos en un votante que está demostrando una volatilidad que, para ser honestos, no estaba en las previsiones.

Sin temor a equivocarnos, las marchas y contramarchas de los ciudadanos alrededor del segundo lugar es la conducta natural de los electores en una democracia sin partidos, donde la fragmentación y la crisis de representación son las dos caras de una misma medalla.

Y quizá lo más grave es que si la segunda vuelta no se disputa entre los representantes del llamado elenco estable (Keiko, PPK y García) las posibilidades de organizar formaciones políticas estables, gestar un acuerdo nacional y avanzar en resolver la crisis de representación pública, se alejarán de las posibilidades de nuestra democracia a distancias siderales.

Por Víctor Andrés Ponce