Con adelanto electoral, pierde el fujimorismo

A estas alturas parece inevitable una renuncia o una vacancia de la jefatura de Estado luego de haberse conocido los pagos que Odebrecht realizó a Westfield Capital, empresa personal de Pedro Pablo Kuczynski. Parece imposible que PPK se mantenga en el cargo porque los hechos lo inhabilitan para ejercer la primera magistratura de la Nación. En este contexto se comienza a discutir sobre el quehacer al día siguiente del paso al costado de Kuczynski.

De pronto todos los intereses parecen alinearse por el adelanto de elecciones, partiendo de la consideración de que ni el primer vicepresidente, Martín Vizcarra, ni la segunda vicepresidenta, Mercedes Aráoz, cuentan con el oxígeno político suficiente para llegar al 2021. De repente la mayoría de políticos parece alineada con la propuesta de una transición en la que se considere el adelanto de elecciones. Sin embargo, considerando el hecho de que la mayoría legislativa será la principal protagonista de este proceso, vale preguntarse sobre hacia dónde apuntará la estrategia fujimorista.

Si el fujimorismo se inclina por el adelanto de elecciones habrá cometido el peor error estratégico de su reciente historia y, en la práctica, construirá un escenario adverso para la candidatura de Keiko Fujimori. ¿Por qué? Hasta hoy la mayoría legislativa solo se ha dedicado a defenderse y sobrerreaccionar frente a los intentos de fracturar a Fuerza Popular y las pretensiones de judicializar a Keiko Fujimori hasta el 2021 sin razones legales valederas. El fujimorismo solo ha mostrado los músculos, pero no ha desarrollado una sola reforma que justifique su condición de mayoría legislativa. Adelantar las elecciones solo confirmaría la impresión de falta de propuestas y exceso de oposición.

De otro lado, que el fujimorismo haya sido arrinconando en la esquina de la pura defensa solo se explica por la existencia de un establishment que se ha apoderado del aparato estatal en los últimos quince años de democracia y que, en la práctica, ha terminado estatizando a los medios de comunicación. Pero hay muchas cosas más. La izquierda caviar ha llegado a controlar y mangonear instituciones tutelares de la democracia como el Tribunal Constitucional y la Fiscalía de la Nación. ¿El fujimorismo se precipitará con el adelanto de elecciones sin aprobar reformas que eviten que algunas instituciones del sistema de justicia se conviertan en el paraíso de las ONG izquierdistas? Si el fujimorismo no ejerce su mayoría para desmontar el establishment izquierdista, entonces nunca entendió de dónde proviene la ofensiva en su contra.

Pero no solo están los intereses inmediatos sino los de la República. Mantener el cronograma constitucional es fundamental para evitar que se echen por la borda los activos institucionales de la democracia, que avanza hacia su quinta elección sin interrupciones. La razón, la teoría institucional y también los intereses inmediatos deberían hacer que el fujimorismo evite el adelanto de elecciones.

Mantener el periodo constitucional es la única manera de evitar que el relato antifujimorista tenga algún viso de credibilidad. Desde las pasadas elecciones el extremismo antifujimorista siempre sostuvo que Fuerza Popular busca vacar al presidente y crear una crisis de gobernabilidad. Sin embargo hoy sabemos que la crisis de la democracia solo proviene de los pagos de Odebrecht a Westfield Capital.

Evitar el adelanto de elecciones borrará de un solo plumazo la polaridad fujimorismo versus antifujimorismo, convertirá al movimiento naranja en guardián de de la democracia y, sobre todo, llevará al país a alcanzar la esquiva madurez democrática. El camino de adelantar elecciones es el camino que abre la Caja de Pandora y de las turbas que marchan gritando que “se vayan todos”. Cuidado extremo.