Meritocracia a todo vapor en educación

Con el propósito de seguir impulsando la Carrera Pública Magisterial, el Ministerio de Educación (Minedu) viene difundiendo en los medios un spot en el que se invita a los profesores al Concurso para el Ascenso de Escala Magisterial - Educación Básica 2018. Para el concurso, los maestros deberán cumplir la denominada Prueba Única Nacional (PUN), consistente en un cuestionario de 60 preguntas. De esta manera, la gestión del ministro Idel Vexler continúa abocada a devolverle a los alumnos y maestros el nivel que nunca debieron perder. Las pomposamente llamadas “reformas educativas” de las gestiones anteriores solo han conducido al fracaso de la educación pública y al desperdicio de exorbitantes sumas de dinero, usadas para contratar asesorías y consultorías que terminaron siendo un fiasco total.

La meritocracia plena, a la que debe apuntar el sector educación, el 2017 ha logrado que 338,243 profesores hayan participado de las distintas evaluaciones convocadas por el Minedu. De ellos 28,295 docentes ascendieron a una de las siete escalas que tenían por delante,10,932 profesores fueron nombrados y 5,398 aprobaron la denominada evaluación de desempeño. En pocas palabras, el año pasado hubo un avance considerable y la aspiración de unos 44,000 docentes se hizo realidad.

Sin embargo, el mérito no solo está alrededor de una prueba “papayita” —como la evaluación de desempeño— o la temida prueba PUN, de conocimientos, que no es del agrado de ciertas dirigencias recalcitrantes del magisterio. Tampoco que la mayor cantidad de profesores acceda libremente a las convocatorias de ascensos a la escala magisterial o acceso a cargos directivos. Coincidimos con el ministro Vexler en el sentido de que la gestión educativa no puede ser, de ninguna manera, vertical. No se puede concebir una educación meritocrática en función de las directivas y a las decisiones impuesta desde el Minedu, dejando de lado a los gobiernos regionales y a cada Unidad de Gestión Educativa Local (UGEL) en las provincias.

En ese sentido, en estos días viceministros y funcionarios del Minedu “bajan a bases” para reencontrarse “en el campo” con los maestros y directivos del sector. Así como el Minedu restableció la Dirección Nacional de Tutoría en el Ministerio, así también las más de sesenta capacidades (acompañamiento, soporte pedagógico,… ) que los funcionarios de la UGEL deben cumplir, tendrán que ser revaloradas. La idea es crear atmósferas saludables —tanto para los estudiantes, con las tutorías, como para los docentes y sus directivos—, haciendo que se recupere la autoridad que correspondiente. El objetivo de bajar a bases en estos días no es otro que empoderar a los docentes y maestros en sus decisiones. Devolverles la autoridad que en los últimos años han ido perdiendo los directores de los colegios. Hacer que sus decisiones sean respetadas y aceptadas por la comunidad educativa a su cargo.

Asimismo, la meritocracia no se construye en función a un alto porcentaje de maestros contratados, lo que más bien resulta un lastre. Ni el Minedu ni ninguna otra organización pueden establecer programas de formación y capacitación de manera sostenida sin saber si los docentes continuarán siendo parte del sector educativo público. Entonces, el objetivo de la meritocracia debe estar acompañado con el nombramiento de la mayor cantidad de profesores para establecer con ellos los procesos de formación más convenientes. La penumbra de los maestros contratados no conduce a ninguna meritocracia educativa.

Hacemos votos para que la gestión del ministro Vexler muestre resultados positivos lo más pronto. La educación pública nacional no puede continuar siendo casi un desastre y una vergüenza.