Las posibilidades de la educación a distancia

La revolución de las tecnologías de información, la digitalización de las sociedades y el ingreso de las tendencias de la IV Revolución Industrial no solo modificarán nuestra manera de comunicarnos, de contratar y de interactuar en todas las áreas sociales, sino que también cambiará radicalmente las relaciones de enseñanza-aprendizaje. Por ejemplo, el vertiginoso avance de las ingenierías y el desarrollo tecnológico en Silicon Valley y en Shenzhen (el Silicon Valley de China), simplemente ponen en entredicho la idea de una carrera de ingenierías con un currículo de cinco años. Podría darse el caso de que una determinada ingeniería se desactualice en medio del desarrollo del programa de estudios. 

La velocidad de la innovación hoy no tiene punto de comparación con las épocas en que se inventó la máquina a vapor, la energía eléctrica y los sistemas automatizados de producción y comercio. De alguna manera las universidades, para no perder el tren innovador, deberían priorizar investigaciones en nanotecnología, robots, biotecnologías, drones, sistemas de almacenamiento de energías e impresoras 3D. Una apuesta de de este tipo por parte de las universidades, sin lugar a dudas, demanda la permanente conexión con los centros de innovación para actualizar las investigaciones en curso. En otras palabras, conexión a distancia y flexibilidad en los sistemas curriculares.

Pero la educación a la distancia no solo tiene que ver con la innovación y las poderosas tendencias de la IV Revolución Industrial, sino con las estrategias de inclusión. En Asia, por ejemplo, se están resolviendo, en apenas décadas, los problemas de alfabetización y educación; un proceso que a Occidente le demandó dos siglos. ¿Cuál es la clave? El uso de las tecnologías de educación a distancia en base a las tecnologías, que han creado un espacio para la llamada electronalidad. 

De otro lado, en Colombia el Ministerio de Educación acaba de firmar un convenio con 11 instituciones de educación superior —diez de las cuales son privadas—, con el objeto de ofrecer educación a distancia en 11 regiones que carecen de los servicios de la educación estatal.

Por las consideraciones planteadas, ¿cuál es la situación de la educación en línea en el marco de la nueva Ley Universitaria (Ley 30220)? La actual Ley Universitaria, si bien reconoce la posibilidad de la educación a distancia, establece algunos criterios que han terminado desalentando a los programas de educación digital. Se establece, por ejemplo, que en el pregrado el 50% de los créditos deben llevarse de manera presencial. De esta forma los programas a distancia en pregrado, prácticamente, han desaparecido. Hay escasa oferta. ¿Qué entidad va a promover módulos de educación a distancia si sigue invirtiendo lo mismo en infraestructuras físicas? Complicado.

En los casos de estudios de posgrado se señala que debe haber una parte presencial en los programas de estudio. Antes esta situación, generalmente se toman los exámenes de manera presencial. Más allá de cualquier observación, todo indica que la Superintendencia Nacional de Educación Superior (SUNEDU) no está dispuesta a promover la educación a distancia por diversas razones.

Sin embargo, considerando que en nuestro país existen más de seis millones de pobres, que la oferta de educación secundaria y superior es escasa en algunas regiones, ¿acaso la falta de promoción de la educación a distancia no es una forma de contribuir a la exclusión educativa de amplios sectores? Igualmente, ¿la falta de educación en línea no nos desconecta de las grandes tendencias innovadoras en la economía y la sociedad?

En cualquier caso, este es un tema impostergable en las discusiones sobre la reforma de la educación.