El pretexto perfecto del estatismo

Cuando se mezcla adrede la calidad con la mediocridad, por política

La apertura del mercado educativo a la inversión privada (1990), trajo consigo la creación de nuevas universidades de todo tipo: buenas y emprendedoras, y malas y mercantilistas. De estas últimas se aprovecha hoy el estatismo para proclamarse defensor de la calidad educativa y avasallar la autonomía del sistema universitario.

Mientras las primeras han avanzado -en 15 años- hasta competir de igual a igual con otras universidades privadas que tienen más de 70 o 100 años de existencia, las segundas se preocupan más por captar matrículas masivas que les aseguran alta una rentabilidad aunque los servicios que brinden sean mediocres y, en consecuencia, los profesionales que egresen de sus aulas NO sean competitivos.

Un ejemplo ilustrativo de estas últimas es la Universidad César Vallejo (UCV), que capta matrículas con campañas publicitarias agresivas en las que ofrece una formación profesional de primera que NO está en condiciones de brindar por la calidad de su infraestructura y de su plana docente. Su sede está en Trujillo, pero tiene diez filiales: Chiclayo, El Callao, Chimbote, Huaraz, Moyobamba, Tarapoto, Piura, San Juan de Lurigancho, Lima Este y Lima Norte. Solo esta última tiene 25,000 alumnos, de un total a nivel nacional de unos 300,000 estudiantes.

Su compromiso con una educación de calidad se refleja en la cantidad de carreras que ha acreditado ante el Sistema Nacional de Evaluación, Acreditación y Certificación de la Calidad Educativa (SINEACE): De las 264 carreras universitarias que ofrece solo ha podido acreditar ¡tres!, según el reporte del SINEACE de septiembre 2015. Y las tres corresponden a Educación Primaria, una sola especialidad. Paradójicamente, la UCV tiene un Vicerrectorado de Calidad.

Obviamente, es difícil que una universidad privada brinde una educación de calidad cuando no cumple los estándares de calidad mínimos fijados por la ley, como bibliotecas especializadas, salas de lectura, laboratorios modernos, 25% de profesores principales (a tiempo completo), sistemas de gestión de calidad, publicación de revistas indexadas, programas de investigación universitaria. por mencionar solo algunos.

Así como la UCV hay otras universidades en las mismas condiciones que son tomadas por los estatistas como pretexto o coartada para justificar la “necesidad” de que el el Estado intervenga para “salvar” y “garantizar” la calidad educativa universitaria. ¡El gran responsable de la debacle de la educación nacional quiere ser ahora el salvador!

En este portal hemos señalado que si la UCV y otras universidades han elegido ponerse de espaldas a la gran movilización por la calidad educativa en que participan a más de 3,000 colegios, institutos y carreras universitarias -bajo la conducción del SINEACE-, esa elección no justifica de ninguna manera el intervencionismo estatal, que no solo pretende decidir -por sí y ante sí- quien ofrece educación de calidad, sino que además discrimina a las universidades exitosas que quieren trabajar como empresas y no como ONGs.

La movilización ciudadana por la calidad educativa ha contenido los intentos del Ministerio de Educación por liquidar el SINEACE y reemplazarlo por un organismo burocrático (Copaes). También, de alguna manera, ha contribuido a contener los intentos del gobierno nacionalista de entregarle a la burocracia (Sunedu) el control de la universidad pública, con el pretexto de mejorar la calidad de ésta, a través de una Ley Universitaria que tiene los días contados por más que sea marketeada por el Minedu.