El ejemplo de Grau

Un esfuerzo que busca afirmar nuestra identidad sobre valores.

Desde el año 2012, tres instituciones nacionales - Fundación Grau, Marina de Guerra y Telefónica del Perú- realizan la “Cruzada Nacional de Valores Miguel Grau”, un esfuerzo encomiable y digno de ser emulado, en el que cada año son elegidos y premiados tres ciudadanos que en su conducta diaria practican los valores que cultivó el Héroe de Angamos: Honestidad, lealtad y dignidad. Los candidatos, por cierto, son propuestos libremente por cualquier ciudadano a través de la página web www.somosgrau.pe, especialmente creada con ese propósito.

La Cruzada es una campaña educativa que aporta sin duda al fortalecimiento de nuestra identidad nacional motivando la formación de valores morales. Además, favorece el crecimiento y la inclusión, promueve un modelo de desarrollo inclusivo y productivo, y genera un clima de reflexión y confianza que favorece el desarrollo de una sociedad inclusiva, humanista, democrática y productiva. Todo ello para lograr, en última instancia, una sociedad más justa e integrada.

¿Por qué Miguel Grau? Porque nadie como él encarnó y practicó con el ejemplo tres valores humanos fundamentales: La honestidad, la lealtad y la dignidad. Para comprender cabalmente la dimensión de nuestro héroe, veamos cuál es el significado de cada una de esos valores:

Honesto: Decente. Transparente. Justo. Es el reflejo de la verdad. Un valor importante de una personalidad saludable con tu entorno y con los demás.

Dignidad: Respeto. Grandeza. Estima que una persona tiene de sí misma y merece que se lo tengan las demás personas.

Leal: Fiel. Confiable. La consigna de la lealtad es que nunca le des la espalda a determinada persona, grupo social.

Dos episodios en la vida de Grau ilustran a cabalidad cómo practicaba esos valores. El 26 de agosto de 1879, cinco meses y medio después de iniciada la Guerra del Pacífico, y en reconocimiento al coraje y la valentía que había mostrado en el desarrollo del conflicto, el Congreso de la República lo ascendió al grado de Contralmirante, con apoyo y el aplauso unánime de la nación.

Miguel Grau agradeció la distinción pero no la aceptó. De haberla aceptado hubiese tenido que dejar el mando del Monitor Huascar y la guerra para ocupar un puesto de comando seguro en Lima. Pero él prefirió renunciar a su seguridad por ser leal a su patria y optó por seguir en combate, aún sabiendo que la superioridad naval del enemigo anunciaba el final inexorable de su vida, tal como lo presintió en su momento y está registrado en las cartas a su viuda, doña Dolores Cabero.

El 8 de octubre de 1879, al toparse de pronto, en Angamos, con la poderosa flota enemiga que lo esperaba, Grau tuvo la opción de darse la media vuelta y escapar, pero le ordenó al comandante de la fragata Unión que se escapara y él se quedó con el Huascar para contener al enemigo dando su último combate. Aquel día se inmoló y se convirtió en el héroe por excelencia del Perú.

Jorge Basadre, nuestro gran historiador, resume así la dimensión histórica y humana de Miguel Grau Seminario: “Fue un hombre comprometido con su tiempo, con su país y sus valores. Fue honesto y leal con sus principios, defendió el orden constitucional y fue enemigo de las dictaduras”.

Desde este portal saludamos la iniciativa feliz de la Fundación Grau, la Marina de Guerra y Telefónica del Perú, y deseamos que este tipo de esfuerzos se multipliquen en el futuro porque creemos que constituyen un aporte enorme para afirmar nuestra identidad nacional a partir del respeto y la práctica de valores fundamentales en una sociedad.