Urgente: ¡relanzar los proyectos mineros postergados!

La inversión minera constituye un componente vital en el panorama económico del Perú. Con un portafolio que supera los US$ 53,000 millones, en proyectos mineros en diversas etapas de desarrollo, el Gobierno se ha comprometido a establecer políticas que fomenten la inversión y permitan que los proyectos enfrenten los desafíos sociales y salgan adelante con diálogo y consenso. Hay muy importantes proyectos que han quedado paralizados por obra de los activistas antimineros, quienes difunden mentiras y leyendas de todo tipo entre los pobladores de las zonas de influencia de esos proyectos. 

En ese sentido, la postergación de los proyectos Tía María en Arequipa y Conga en Cajamarca resultan emblemáticos porque marcan un punto de inflexión en el crecimiento de la economía nacional y el desarrollo de las inversiones mineras. No se exagera si se sostiene que a partir del bloqueo de estos proyectos comenzó el declive de la economía nacional. En el caso de Conga, los movimientos radicales antimineros lograron imponerse en Cajamarca con la consigna “agua sí, oro no”. Y paralelamente, el Estado peruano comenzó su lenta conversión en una suma de burocracias y sobrerregulaciones.

En la zona norte de Cajamarca, concretamente, se localiza el "cinturón de cobre del norte", que engloba proyectos mineros de gran envergadura como Conga, El Galeno, La Granja y Michiquillay, entre otros. Estas iniciativas representan inversiones de cuantía multimillonaria, con el potencial de generar una producción anual de 1.5 millones de Toneladas Métricas de Cobre (TMC), lo que impulsaría la economía y transformaría la dinámica regional.

El caso de Conga resulta un buen ejemplo de los problemas que debe enfrentar la minería en el Perú. En 2011, la construcción de este proyecto minero fue abruptamente interrumpida, a pesar de que la empresa concesionaria había cumplido con todos los requisitos legales establecidos. Conga es uno de los proyectos mineros más meticulosamente evaluados en el Perú, a lo largo de más de 13 años. Su Estudio de Impacto Ambiental recibió la aprobación del Ministerio de Energía y Minas en octubre de 2010. Sin embargo, la intervención del Gobierno de Ollanta Humala, impulsado por motivaciones políticas, llevó al cese del proyecto. Conga, en su fase de construcción, propiciaría la creación de aproximadamente 7,000 empleos, y las regalías que generaría superan los US$ 680 millones anuales.

En el caso de Tía María, la inversión se cifra en US$ 1,400 millones, y tiene una proyección de producción anual de alrededor de 120,000 TMC, El proyecto no solo generará empleos en su área de influencia, superando los 9,000 puestos de trabajo, sino que también contribuirá al país con más de S/ 300 millones en concepto de canon y regalías. Este flujo económico fortalecerá tanto la economía regional como la nacional, brindando oportunidades y mejoras en la calidad de vida.

Merece destacarse que la producción de cobre Tía María se realizará mediante la tecnología de lixiviación para recuperar el cobre del material extraído de los tajos. Para ello, este material se coloca sobre geomembranas impermeables que evitan el contacto con el suelo, garantizando cero impactos ambientales. Esta tecnología no produce relaves ni humos. En general, se emplearán en este proyecto tecnologías que no dañen el medio ambiente y que cumplen los estándares ambientales más exigentes del planeta.

Volver a concretar ambos proyectos, Conga y Tía María puede ser un hito significativo que exprese el nuevo momento de la industria minera y la economía peruana economía peruana. Una prueba concreta de que, a pesar de la incertidumbre política y económica, las oportunidades de inversión y crecimiento en la minería siguen presentes.