¡Tía María va!

El recién elegido alcalde de la provincia de Islay, Edgar Rivera, ha confirmado que el proyecto Tía María no es parte de su agenda. De la misma idea es Elmer Cáceres, el candidato que disputará la gobernación de Arequipa —en segunda vuelta, el 9 de diciembre próximo— con Javier Ísmodes, candidato moderado.

Las opiniones de Rivera y Cáceres no son compartidas por un sector importante de los agricultores del valle de Tambo, que ven con buenos ojos que la empresa Southern, concesionaria del proyecto Tía María, construya una planta desalinizadora para procesar agua de mar. 

Lamentablemente, el Comité de Apoyo al proyecto Tía María está solo en la dura batalla de explicarles a los pobladores las ventajas de la inversión de US$ 1,400 millones, para una producción de 120,000 toneladas de cátodos de cobre anuales. El Gobierno, por intermedio del premier César Villanueva, planteó un “acompañamiento” al proyecto minero, pero solo ha sido una promesa más. Con la licencia de construcción en la mano —que se espera que el Gobierno le otorgue a la minera en las próximas semanas—- desde enero próximo 3,600 nuevos puestos de trabajo servirán para reducir la pobreza, la desocupación y la informalidad.

Los yacimientos La Tapada y Tía María están ubicados en el desierto La Joya. El polvo producido por las explosiones se quedará al interior del tajo, su profundidad no permitirá que el polvo salga —la explotación de cobre será a tajo abierto— por lo que no contaminará el aire, y las aguas del valle Tambo tampoco serán contaminadas porque no habrá filtraciones. Según se ha indicado, las explosiones se realizarán a mediodía, justo cuando —según estudios meticulosamente realizados— los vientos soplan de sur a norte, de tal manera que no afectarán absolutamente en nada al valle agrícola. La “cancha” para realizar el proceso de oxidación y lixiviación de cobre está impermeabilizada con geomembranas que impiden que ni una sola gota de substancia química se filtre. No existe, entonces, ninguna posibilidad de que las aguas de los agricultores se contaminen. La ingeniería mundial considera a la lixiviación como uno de los procesos más amigables del medio ambiente por no producir ningún tipo de contaminación.

Con el incremento de la producción de cobre en el sur se hacen necesarias nuevas inversiones para, según se dice en los ambientes profanos, “agregarle valor añadido a los minerales”. Es decir, no solo exportar concentrados, sino además cátodos de cobre, como lo viene haciendo Southern desde la refinería de Ilo y la planta de lixiviación en Toquepala.

El expertise de Southern es de larga data, desde 1960. Los concentrados provenientes de las minas de Toquepala (Tacna) y Cuajone (Moquegua) son destinados a la fundición de Ilo (Moquegua). Al respecto, la minera ha proyectado incrementar su producción de 1.2 millones a 1.7 millones de toneladas de cobre fundido al año, casi un 50% más. Vale mencionar que los cátodos de cobre que se producirán en Tía María y La Tapada serán exportados desde el puerto de Matarani, también en Arequipa. En ese contexto, no existe duda sobre los círculos virtuosos económicos fomentados por la minería.

En su larga trayectoria, Southern ha cumplido con creces con su compromiso social. Por ejemplo, en poblados como Ilavaya apoya distintas obras de infraestructura vial. Recientemente en los distritos de Cocachacra, Deán Valdivia y Punta de Bombón la minera ha vuelto a firmar, por tercera vez, convenios con los Consejos Locales de Administración de Salud (CLAS) para hacerse cargo del pago de 44 profesionales de la salud, lo que representa el 35% de todo el personal.