Sétimo retiro de AFP destruye el futuro del Perú

La fragmentación y la anarquía parecen generalizarse en el país. Esta tendencia disgregadora se comienza a percibir en todas las expresiones sociales y políticas. Por ejemplo, cuando un sector del país pretende utilizar la frivolidad y los despropósitos presidenciales en el tema de los relojes Rolex para desencadenar un adelanto general de elecciones, al parecer, no existe la menor preocupación sobre las consecuencias para el Estado de derecho, únicamente interesa la posibilidad de capturar el poder. Algo parecido sucede con el sétimo retiro de las AFP que acaba de aprobar la Comisión de Economía del Congreso, que pretende el aplauso del día o el respaldo de la semana. En el peor de los casos, se busca la quiebra de las administradoras de pensiones para que sean rematadas.

No vamos a negar los errores del Sistema Privado de Pensiones, desde la falta de información y comunicación oportuna a los afiliados, hasta los debates sobre los pagos de comisiones y el cálculo de la esperanza de vida contemplada para fijar las pensiones. Sin embargo, lo que no se puede hacer, con el pretexto de castigar a las AFP, es destruir el sistema de cuentas individuales, el único pilar en que puede basarse una reforma integral del sistema previsional en el Perú.

Según la Superintendencia de Banca y Seguros, en caso de aprobarse en el pleno el sétimo retiro de 4 UIT (alrededor de S/ 20,000) representaría la salida de S/ 34,000 millones del fondo de pensiones, que hoy suma algo más de S/ 160,000 millones. Es decir, se licuaría alrededor del 20% del fondo previsional privado. Considerando a los seis retiros anteriores, alrededor de nueve de cada diez aportantes se quedaría sin dinero en sus cuentas individuales.

¿Qué significan semejantes cifras? Que se está arruinando el futuro del Perú y de las siguientes generaciones. ¿Por qué planteamos semejante afirmación? El sistema estatal o el sistema de reparto –que nació a fines del siglo XIX– se basa en el aporte de todos los trabajadores activos a un fondo común con el que se pagan las jubilaciones. Sin embargo, el avance de las ciencias de la medicina y los sistemas sanitarios han prolongado considerablemente la esperanza de vida. De esta manera, en el futuro siempre existirán más jubilados que trabajadores activos en la economía. 

De allí nace la necesidad, la urgencia, de crear un sistema previsional basado en cuentas individuales que se capitalicen a través de empresas privadas que inviertan en los mercados de capitales. El mundo entero avanza a este modelo, incluso los antes llamados estados de bienestar de Europa. Es imposible asumir la deuda social que desata el aumento de los jubilados con el aporte de las nuevas generaciones.

La decisión de la Comisión de Economía del Congreso, a nuestro entender, representa la suma de todas las irresponsabilidades y de todas las faltas de solidaridad para con el futuro. En el preciso momento en que el Congreso debe discutir una reforma del sistema previsional –que establecería una pensión solidaria para los más pobres, una pensión semi contributiva con aportes privados y del Estado, y una pensión contributiva privada– se aprueba un tercer retiro que colapsaría el sistema de cuentas individuales.

En otras palabras, los congresistas de la Comisión de Economía del Congreso no solo condenan a los futuros ancianos a la desprotección e indigencia, sino que destruyen las posibilidades económicas de toda la sociedad peruana: la economía siempre avanzará con un déficit estructural permanente por la deuda social del Estado con los jubilados sin pensiones y, como todos sabemos, el déficit es una de las fiebres que anuncia los males de la inflación y el aumento generalizado de la pobreza.

En cualquier caso, el pleno del Congreso debe oponerse frontalmente a la decisión de la comisión de Economía.