¡Prohibir leche en polvo en industria láctea afectará a los más pobres del Perú!

En el Ministerio de Agricultura y Riego (Minagri) se acaba de anunciar, con alegría, que se promulgará un decreto prohibiendo la importación de leche en polvo para la elaboración de productos lácteos con el fin de favorecer a los ganaderos locales. Se trata de una vieja propuesta que busca beneficiar a un sector mercantilista de productores que se niega a competir en el mercado mundial, y que afectará a los consumidores, sobre todo a los más pobres.

Un decreto que prohíbe la importación de leche en polvo para elaborar productos lácteos debería ser derogado al término de la distancia por el Congreso. El motivo: viola los principios de la Constitución que establecen que las inversiones, extranjeras y nacionales, tienen el mismo tratamiento por las leyes y el Estado. Además, pulveriza los 22 tratados de libre comercio que ha firmado el Perú. De un solo golpe, el Gobierno de Pedro Castillo pretende derribar el régimen económico de la Carta Política y la política comercial de tres décadas.

La producción de leche fresca de los ganaderos que pretenden un tratamiento especial –en contra de los millones de peruanos que consumen lácteos– solo atiende el 70% de la demanda nacional. El 30% restante se abastece con leche en polvo importada. El primer efecto de un decreto prohibitivo, como el mencionado, sería elevar los costos de todos los productos lácteos.

Menos insumos sígnica menos producción y la escasez eleva los precios de todos los lácteos. Algo extremadamente importante: el 50% de la producción nacional de leche fresca es comprada por empresas como Gloria, Laive y Nestlé. La otra mitad es adquirida por centenares de pymes que producen lácteos en Cajamarca, Arequipa, Puno, Huancayo y otros lugares. 

Si las cosas son así, ¿alguien duda acaso de que la prohibición de utilizar leche en polvo en lácteos disparará los precios de todos los productos del sector? Es evidente entonces que las gollerías que pretenden conseguir los lobbies de ganaderos locales las pagarán los consumidores, y que los más golpeados –como siempre– serán los niños pobres.

La industria láctea nacional, una de las más competitivas de la región, siempre ha sido demonizada por los sectores mercantilistas de la ganadería nacional, que han buscado sistemas proteccionistas para incrementar sus ganancias al margen de los criterios de la libre competencia. En el fondo pretenden ganar más sin producir más ni trabajar más, tal como sucede  con todas las coaliciones mercantilistas que emergen al margen de la economía de mercado.

El intento de demonizar la industria láctea nacional, a la que se acusa de posiciones monopólicas, ignora que si hubiese algún abuso o posición de dominio al margen del mercado, en el acto, este sector sería barrido de la economía. ¿Por qué? La industria se rige por la oferta y la demanda en el mercado mundial. Si hubiese un monopolio en contra del mercado, los 22 tratados de libre comercio, que ha firmado el Perú, posibilitarían que ingresen lácteos más baratos de todos los continentes. No habría monopolio antimercado que resista.

La oposición no debe olvidar la estrategia comunista: se arma un desmadre nacional para paralizar la inversión privada, reducir el empleo y la reducción de la pobreza. En este contexto, la gente se desespera y se ofrece populismo para ganar la popularidad del día. 

Sin embargo, el populismo comienza a desmontar el modelo y a estatizar la economía. Es decir, se comienza a avanzar hacia la constituyente y la centralización del poder. ¡A reaccionar!