Petroperú y las decisiones del Ejecutivo

El ministro de Energía y Minas (Minem), Rómulo Mucho acaba de señalar que las deudas de Petroperú sobrepasan en cuatro veces el patrimonio de la petrolera estatal y quizá lo adeudado nunca se recupere. Enseguida agregó que la entidad petrolera es una empresa quebrada y precisó que si no existen cambios “la recuperación es imposible”. No obstante reconocer la situación de quiebra de Petroperú, el titular del Minem aseveró que no se pueden baratear ni regalar los activos de la empresa.

Las declaraciones del titular del Minem parecen, pues, señalar que se debe encontrar una nueva forma de gestión en la empresa estatal para evitar seguir perdiendo recursos y salvar los activos. En cualquier caso, las declaraciones del ministro Mucho dan para diversas interpretaciones con respecto a la petrolera estatal y, de una u otra manera, también se podría concluir que en el Ejecutivo todavía existe la voluntad de seguir desarrollando rescates financieros de la petrolera estatal.

Vale recordar que hasta el 2022 se acumularon rescates de la petrolera estatal por el orden de US$ 2,500 millones y en el Ejecutivo –hasta el reciente cambio de cuatro ministros– existía la discusión sobre aprobar un nuevo rescate de US$ 3,500 millones. Cada una de las cifras mencionadas sobrepasan el 1% del PBI. Si a éstas le agregamos la deuda de US$ 8,000 millones de Petroperú por la modernización de la refinería de Talara, entonces, estamos ante la mayor aventura empresarial del Estado y también ante una de las mayores sangrías de recursos estatales.

El gran problema es que la discusión sobre qué hacer con Petroperú tiene que ver con el fracaso en el manejo del déficit fiscal del año pasado luego de tres décadas en que el Perú fue un paradigma mundial en el manejo de esta variable económica. El 2023 el Perú cerró con un déficit de 2.8% del PBI no obstante que se proyectó uno de 2.4%. Una de las razones principales del descontrol fiscal, evidentemente, fueron las sumas destinadas al rescate financiero de Petroperú.

Para el 2024 la proyección del déficit es del 2% del PBI y algunas calificadoras de riesgo ya han sostenido que, si el Perú no vuelve a cumplir las metas fiscales, entonces, se dispararían las alarmas y se revisarían los grados de inversión que el país ha conseguido con la sangre, el sudor y las lágrimas de todos los peruanos en las últimas tres décadas. La disyuntiva que comienza a surgir es pues si perdemos los grados de inversión de la petrolera estatal o los del Perú, de nuestra economía, de nuestra sociedad.

De allí que las declaraciones de los nuevos ministros, sobre todo las de José Arista del Ministerio de Economía y Finanza y las de Mucho del Minen deberían ser absolutamente claras en defensa de la macroeconomía nacional que comienza a ser amenazada por los sucesivos rescates financieros de la petrolera estatal. Finalmente, los anteriores titulares de los mencionados sectores fueron relevados porque en el Gabinete existía un intenso debate al respecto.

Para abundar en más detalles, según los propios estados financieros de Petroperú, el 2023 la petrolera estatal acumuló pérdidas por US$ 822 millones, un monto que representa alrededor del 21% de las ventas. 

Con estas cifras y resultados aterradores para la estabilidad fiscal del país, pues, tiene que haber un momento en que se diga “no más recursos fiscales para Petroperú”. De lo contrario, el gobierno de Dina Boluarte estaría aplicando el programa de Perú Libre y Pedro Castillo que promovía la estatización de los recursos naturales. Y algo de eso está sucediendo con la virtual nacionalización de la política petrolera. Pero lo más grave: se estaría rifando la macroeconomía nacional –un ejemplo para el planeta– con el desmanejo del déficit fiscal.