Paquete tributario: ¡la ofensiva contra la minería es total!

El paquete tributario que pretende aplicar el Ministerio de Economía y Finanzas no solo propone cobrar más impuestos a menos de la mitad de ciudadanos y empresas que hoy financian los recursos de un Estado que cada día crece más (sin ninguna responsabilidad), sino que puede bloquear las posibilidades de la minería. 

Lo más grave: se pretende incrementar la carga tributaria a menos del 40% de la economía y sociedad que paga los gastos e irresponsabilidades de un Estado que no construye carreteras, postas médicas ni escuelas, y que no brinda servicios mínimos.

Incrementar impuestos cuando la propuesta de la asamblea constituyente, el anuncio de la nacionalización del gas y la llamada segunda reforma agraria sin agroexportaciones, simplemente han destruido las posibilidades de crecimiento en el 2022 (por la caída de la inversión privada) es como la estocada final en el cogote del toro moribundo. Si a esto le sumamos la pérdida de nuestras calificaciones crediticias, faltan palabras para describir la tragedia económica y social que se avecina.

Sin embargo, eso no es todo. El paquete tributario anunciado por el MEF, no obstante que el Estado solo gasta el 70% de lo presupuestado (a niveles de gobierno central, regional y local), sobre todo apunta a las llamadas #sobreganancias mineras”. Es decir, más impuestos para la minería, mientras los sectores radicales del colectivismo ortodoxo bloquean carreteras y paralizan las minas.

En este contexto, ¿alguien piensa que habrá una sola nueva inversión minera con paquete tributario y violencia de minorías? Imposible.

Es necesario señalar que –luego de la reforma tributaria del gobierno de Ollanta Humala– la carga fiscal de la minería se elevó al 47%, y todos los observadores señalaron que la competitividad del sector se había llevado al límite. ¿Por qué? Porque el Perú hoy tiene más carga tributaria que Canadá, Chile y Australia, países con los que compite en el planeta para captar inversiones mineras, sobre todo en cobre.

La minería peruana tiene ocho cargas tributarias (renta, regalías, impuesto especial de la minería, contribución a la OEFA, dividendos, participación de los trabajadores, entre otras) que hasta mayo de este año han posibilitado que el Estado recaude S/ 8,000 millones. Una proyección conservadora de la Sociedad Nacional de Minería y Petróleo (SNMP) señala que el sector aportará más de S/ 12,000 millones, como resultado natural de los precios altos del cobre. 

¿Qué significan estos números? Que los impuestos que se aplican a la minería son progresivos; es decir, a mejores precios de los minerales en el mundo, las empresas pagan más impuestos. Aumentar la carga fiscal anularía las posibilidades de nuevas inversiones en la minería. Y si a estos hechos le sumamos la propuesta de la asamblea constituyente, los anuncios de la nacionalización del gas y la violencia radical de las minorías contra las empresas, las cosas parecen orientadas a generar una crisis nacional en la minería. ¿El paso previo a una estrategia de nacionalizaciones? 

De otro lado, vale preguntarse para qué el Estado busca más recursos de los ciudadanos y empresas si no puede gastar adecuadamente. Un solo ejemplo: en los últimos diez años, la minería ha aportado S/ 40,000 millones a los gobiernos regionales y locales a través del canon. ¿En dónde están las escuelas, las postas médicas, las carreteras, los sistemas de agua y desagüe que el Estado ha construido para los sectores excluidos?

A estas alturas el proyecto de aumentar impuestos a los ciudadanos y empresas parece orientado a tener recursos para la campaña de las elecciones regionales. Nada más.