Más de ocho millones de pobres y frivolidad del Ejecutivo

Las proyecciones de diversos economistas señalan que la pobreza monetaria en el Perú debe alcanzar al 25% de la población, como producto de la pandemia y el desastre económico del 2020. Hasta hoy, pese al rebote económico del año pasado, no se recuperan los avances en la lucha contra la pobreza (20% de la población).

Como todos sabemos en las últimas tres décadas, luego de las reformas económicas, el país redujo la pobreza del 60% de la población a solo 20% y, de alguna manera, comenzó a convertirse en una sociedad de mayoría de clases medias. Todos los organismos multilaterales señalan que el 75% del total de pobreza reducida corresponde al aporte privado. 

La inversión privada entonces se convirtió en el principal motor antipobreza de toda nuestra historia republicana. En los mejores momentos del modelo, la inversión privada llegó a representar el 25% del PBI y se lograba reducir la pobreza hasta en cuatro puntos cada año.

En este contexto, ahora que se tiene respuestas parciales ante la pandemia, vale preguntarse, ¿cómo le irá al país en la lucha contra la pobreza en el 2022? Todas las proyecciones señalan que la inversión privada crecerá cero, en el mejor de los casos, o caerá hasta en más de diez puntos. 

¿Por qué la inversión privada se contrae cuando los precios de los minerales (sobre todo los del cobre) están en alza generalizada? La única explicación tiene que ver con los anuncios del Ejecutivo de promover una asamblea constituyente, de nacionalizar el gas y los recursos naturales y de diversas medidas económicas que están en abierta contradicción con la Constitución Política. Ningún ciudadano o empresa invertirá en un país si la primera autoridad del Estado anuncia que cambiará el sistema político y económico.

En este contexto, debido a la inercia de los precios de los minerales, lo más probable es que el país crezca por debajo del 3%. ¿Alcanzará semejante expansión económica para reducir la pobreza? No es posible.

En el Perú cada año 270,000 jóvenes se incorporan a la economía. Para que los nuevos miembros de la población económicamente activa no engrosen la fila de los pobres, entonces, debe crearse empleo. Por cada punto de crecimiento del PBI se crean 90,000 empleos. Para que la pobreza no aumente en la sociedad se necesita crecer al menos por encima del 3%.

Sin el Gobierno de Castillo y sus anuncios económicos, el Perú podría crecer por encima del 6%, incluso sin nuevas inversiones, casi por la inercia natural de la economía. Sin embargo, la asamblea constituyente ha sido una verdadera bomba nuclear en contra del crecimiento.

La estrategia del Ejecutivo de frenar el crecimiento tiene como contraparte la estrategia de expansión fiscal irresponsable, que se expresa en la política de reparto de bonos de aquí para allá con el objeto de ganar las próximas elecciones regionales. 

Sin lugar a dudas, la estrategia de frenar la economía y repartir bonos con criterios clientelistas es enemiga del crecimiento y la reducción de pobreza en base a la inversión privada. El populismo y la estrategia colectivista tiene en la reducción de la pobreza a uno de sus peores enemigos. De allí que el comunismo y el populismo siempre hayan sido las mayores fábricas de pobres en el siglo XX y el XXI.

Sin aumento de pobreza, las leyendas y mitos en contra de los mercados y la inversión privada no tienen ninguna posibilidad. Leyendas y mitos que solo forman parte de una estrategia cruel de poder: crear pobres y desesperación para generar la ilusión de que el Estado y las estatizaciones son las grandes soluciones.