Todas las ucronías económicas que abarquen las &...
Luego de 15 días de haber paralizado la producción, la empresa MMG-Las Bambas, una de las diez megaminas de cobre más grande del planeta, reanudará la producción del metal rojo. Como todos sabemos, minorías de no más de 500 personas bloquearon la vía por donde pasan los camiones que transportan los minerales, en la zona de Chumbivilcas (Cusco), y Las Bambas acumuló así más de 400 días de paralizaciones desde que se inició la operación, mientras dejaba de producir 100,000 toneladas métricas de cobre (TMC) anuales. ¿Cuánto han perdido el Perú y los pobres?
Si bien el acuerdo de la Presidencia del Consejo de Ministros (PCM) establece que se levanta el bloqueo en la zona de Chumbivilcas hasta una nueva junta entre “los representantes de las comunidades” y la PCM, vale señalar que cualquier acuerdo al margen de la Constitución, la ley y el respeto a los contratos solo abonará a la destrucción de Las Bambas y la minería nacional. El Ejecutivo hoy parece muy interesado en empoderar a los sectores antimineros del país.
Todos estos hechos suceden cuando el precio de la libra del cobre llega a los US$ 4.80 y supera todos los récords históricos. Un verdadero crimen social en contra de los pobres; sobre todo en contra de los apurimeños, postergados y olvidados durante dos siglos de experiencia republicana.
No nos cansaremos de repetirlo. Las Bambas es el mayor acontecimiento económico y social de Apurímac en dos siglos de vida independiente. Según el informe “Impacto económico y social de Las Bambas”, elaborado por Macroconsult, Las Bambas representa el 75% del PBI regional, genera 8,000 puestos de trabajo directo y 75,000 inducidos. Igualmente se debe subrayar que antes de la mencionada operación minera, en los 84 distritos de Apurímac la pobreza sobrepasaba el 60% de la población. Hoy ha descendido debajo del 40%. Con semejantes resultados, ¿cómo se pueden bloquear las carreteras por más de 400 días y evitar la producción de 100,000 TMC?
El mencionado informe de Macroconsult explica que Las Bambas tiene una tasa de impuesto a la renta del 32% y paga el 3% de las ventas por concepto de regalías. Cabe destacar que el pago de regalías es de naturaleza contractual, ya que fue establecido de manera voluntaria por la empresa. Los resultados son impresionantes: entre el 2016 y el 2020 se han transferido un total de S/ 1,115 millones por este concepto.
En este contexto, el mencionado informe establece que en los años arriba mencionados Las Bambas representó un 16% del presupuesto institucional, 21% del presupuesto de inversión y 75% de las transferencias por canon, sobrecanon y regalías de todos los gobiernos distritales y provinciales de Apurímac. La megamina también es un motor de la descentralización, porque se ha constituido en la principal fuente de recursos para los gobiernos subnacionales.
De alguna manera entonces el futuro de Apurímac está directamente vinculado con el futuro de Las Bambas. Mantener y potenciar la inversión minera resultará determinante para la continuidad o superación de la pobreza, y para la afirmación de los gobiernos subnacionales en Apurímac. Desde el inicio de la operación de la mina la tasa de pobreza monetaria se ha reducido a un ritmo más acelerado que el promedio del país. Lo mismo ha sucedido con la tasa de desnutrición crónica infantil.
Cualquiera que sea el aspecto que se considere –ya sea el aporte al PBI nacional, los recursos de los gobiernos subnacionales o el papel como un poderoso motor antipobreza– en la historia de Apurímac hay un antes y un después de Las Bambas.
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