La batalla ideológica que se avecina en la educación

El reconocimiento de la Federación Nacional de Trabajadores de la Educación (Fenate) –un sindicato magisterial vinculado al maoísmo y al Movimiento por la Amnistía de Derechos Fundamentales (Movadef)– y las decisiones de modificar la Ley de la Carrera Pública magisterial y de descentralizar el currículo revelan que el Ejecutivo tiene un plan educativo para el corto, mediano y largo plazo. 

A nuestro entender, este proyecto educativo que se insinúa no tiene que ver con la mejora de la escuela pública, que atiende a los alumnos más pobres del país, sino con una clara estrategia de poder de las corrientes comunistas ortodoxas: adoctrinar a las nuevas generaciones de peruanos.

El Perú ya se convirtió en un laboratorio en que las corrientes comunistas, colectivistas e, incluso, progresistas, han convertido a la escuela pública en espacios de adoctrinamiento. Así sucede desde la década de los sesenta hasta la actualidad. Uno de los resultados fue la aparición de Sendero Luminoso en la década de los ochenta.

Preocupa en extremo la idea de “descentralizar” el currículo. Los voceros del Ejecutivo han señalado incluso que en los colegios existiría libertad de establecer el currículo “más conveniente” para los escolares. Algunas experiencias regionales nos revelan cómo las corrientes comunistas utilizan estos espacios dejados por la autoridad central para adoctrinar a los escolares. 

A pesar de los presagios desalentadores, Idel Vexler, ex ministro de Educación y educador, mantiene el optimismo. Señala que “en el marco de la autonomía escolar, dejar un 33% de horas libres disponibles para cada institución educativa podría ser positivo”. Sin embargo, precisa que la autoridad educativa nacional debe permanecer atenta y debe monitorear el proceso. “El resultado es una incógnita”, sostiene.

Otro de los grandes problemas es la relativización o la eliminación de la Ley de Reforma Magisterial (Ley Nº 29944), que establece el nombramiento y la promoción de los docentes en base a la meritocracia. ¿Por qué? Dejar de lado la meritocracia convierte al nombramiento de los maestros en un instrumento para reclutar activistas ideológicos. La calidad de la enseñanza se deja a un lado y se destruye el futuro de los niños pobres.

Como sabemos, el Presidente del Consejo Ministros (PCM), Guido Bellido, durante su presentación ante el Congreso para solicitar la confianza, planteó la modificatoria de la Ley Nº 29944, que sanciona la meritocracia para el nombramiento y la carrera pública docente. Enseguida propuso la creación del Servicio Profesional de Educación (Seproe), “la ruta alterna para el nombramiento” de acuerdo al PCM. 

¿Qué significa un objetivo como el planteado? ¿Acaso el Ejecutivo aceptará los planteamientos del Fenate sobre el nombramiento de todos los maestros contratados, sin importar su formación y calidad docente; es decir, sin importar el futuro de los niños más pobres de nuestro país, que solo asisten a la escuela pública? El Ejecutivo debe responder.

De otro lado, Idel Vexler informa que los concursos de nombramiento y ascenso para docentes han sido suspendidos desde hace dos años. En este contexto, ¿reiniciará la convocatoria de los concursos el ministro de Educación, Juan Cadillo? De alguna manera este tipo de decisión determinará el éxito o el fracaso del nuevo titular del Minedu.

Por todas estas consideraciones, resulta incuestionable que la educación básica se convertirá en un espacio de batalla ideológica entre las corrientes comunistas y colectivistas y las corrientes que defienden la calidad de la educación, una de las condiciones para respetar la Constitución y cultivar las libertades.