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La posibilidad de que el proyecto Majes Siguas II fracase comienza a ser una papa caliente que nadie quiere coger. Por ejemplo, Víctor Maita, titular del ministerio de Desarrollo Agrario y Riego (Minagri) ha señalado con absoluta claridad que cualquier retraso en Majes Siguas II es de exclusiva responsabilidad del Gobierno Regional de Arequipa (Gore Arequipa).
Como todos sabemos, el 31 de diciembre pasado el Gore Arequipa debió haber aprobado la Adenda 13 con la concesionaria Cobra, con el objeto de cambiar el sistema de riego de los predios (de canales abiertos a sistemas de aspersión). Los consejeros regionales no aprobaron la mencionada adenda. Ayer lunes 31 de enero una comisión del Gore Arequipa comenzó a analizar la viabilidad de la Adenda 13; sin embargo, todo indica que el asunto se postergará para las calendas griegas.
Si las cosas continúan de esa manera, la empresa española Cobra renunciará al trato directo para solucionar la controversia y demandará al Estado peruano ante el CIADI del Banco Mundial. De esta manera el Perú perderá soga y cabra, como se dice. Perderá el potencial económico y social de Majes Siguas II y deberá pagar millonarias sumas por reparaciones a la empresa española.
Majes Siguas II representa la enorme posibilidad de extender el milagro exportador peruano –que se desarrolla en la costa norte– a la costa sur del país. El proyecto considera incorporar 40,000 nuevas hectáreas a las agroexportaciones. Considerando que el boom agroexportador peruano se ha desarrollado en 250,000 hectáreas (5% de la extensión agrícola nacional) sumar 40,000 nuevas hectáreas tiene una enorme significación para Arequipa y para el Perú.
El proyecto Majes Siguas II considera la venta de predios de más de 200 hectáreas con el objetivo de crear economías de escala y captar capitales y tecnologías, tal como ha sucedido en las agroexportaciones del norte y de Ica. Con este nuevo proyecto se pretende superar los graves errores de Majes Siguas I, proyecto en base al minifundio y que solo ha perpetuado la pobreza de la economía familiar. Sin embargo, la izquierda en el país y los consejeros regionales de Arequipa siguen insistiendo en la necesidad de promover el minifundio para evitar “la explotación de los grandes capitales”. De esas concepciones provienen las absurdas resistencias a aprobar la Adenda 13.
Con el gran proyecto hídrico no solo se regarían 40,000 nuevas hectáreas para las agroexportaciones, sino que se generarían más de 100,000 puestos de trabajo. Además, esas mismas aguas serían aprovechadas por dos centrales hidroeléctricas, que proporcionarían energía a toda la región.
La empresa concesionaria ha invertido más de US$ 114 millones, y el proyecto está bastante avanzado. La Adenda 13 fue motivo, durante tres años, de discusiones y negociaciones entre la empresa, el Gore Arequipa, el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), el Midagri, Proinversión y hasta el Congreso de la República. El texto final de la Adenda está listo desde hace medio año, esperando la aprobación del Consejo Regional.
La ideología colectivista está siendo puesta por encima de la urgencia de crecer para reducir la pobreza. Veremos si se impone el sentido común.
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