Gobierno retrocede en Tía María

Las recientes declaraciones del presidente Martín Vizcarra son realmente desconcertantes. No sabemos si el propósito de su Gobierno es mejorar la situación de pobreza del 21% de peruanos o dejarla tal como está hasta ahora. “Por ahora no, en su momento se evaluará la viabilidad del proyecto minero Tía María”, ha señalado en Arequipa.

Con lo dicho, el Jefe del Ejecutivo ha dado a entender, una vez más, que las acciones de su Gobierno están en función de las calles. Ya pasó en el norte. Un minúsculo grupo de pescadores artesanales —alentados por el congresista Roberto Vieira y por otros congresistas del Frente Amplio y de dirigentes de los llamados “sindicatos”— lograron detener la exploración y explotación de petróleo en el mar del norte peruano. Lo mismo sucedió en el tema de los peajes: los transportistas han hecho que el Gobierno intente revisar los contratos de las concesiones viales. Es así que en Perú las calles son las que gobiernan.

Mientras otros proyectos —como Toromocho (Junín), Antamina (Áncash) y Constancia (Cusco)— hacen todos los esfuerzos para producir más, en la provincia de Islay, donde se desarrollará el proyecto Tía María, piquetes de antimineros han dado a conocer que no retrocederán en su lucha por detener el proyecto de cobre. Se han reorganizando sabiendo que el Gobierno hace rato debió haber entregado a la minera Southern la licencia de construcción de la mina Tía María.

Mientras el ecologismo antiminero avanza, el Gobierno recula una vez más. Muestra su debilidad como una constante de su actuación. No hay lo que dijo el ministro de Energía y Minas, Francisco Ísmodes, un acompañamiento del Estado en el distrito de Cocachacra para lograr la viabilidad del proyecto. No se pone del lado de la mayoría de la población, que está de acuerdo con la inversión minera y que se encuentra desprotegida por las autoridades. Ya sabemos que los antimineros amenazan e insultan a los pobladores con el fin de atemorizarlos, para que no se expresen libremente en contra de los azuzadores extremistas.

Mientras Minera Cerro Verde (Arequipa) ha conseguido la autorización del Ministerio de Energía y Minas (Minem) para iniciar el proceso de ampliación de la planta concentradora C2 —para incrementar su capacidad de 244,000 toneladas a 288,000 toneladas de mineral por día –, sobre Tía María el presidente indica que “no es prioridad”. ¿Cómo, entonces, cree el presidente que los buenos indicadores de la economía, desarrollados en los primeros meses del año, se van a mantener si no se impulsan las inversiones? ¿Qué confianza se les da a esos 12 proyectos que totalizan US$ 14,021 millones y que deben iniciar sus operaciones este año? ¿Qué pasará con Michiquillay si Vizcarra y Villanueva se asustan frente a las turbas que no exhiben ningún argumento sólido para sustentar sus protestas?

Lamentablemente, un Ejecutivo con dos alas marcadamente diferentes, proinversión y contra inversión (Salud, Trabajo e Inclusión Social), no puede organizar el acompañamiento que debe estar al pie de la población. No hay muestras de liderazgos por parte de los operadores políticos del Estado para explicarles a la población las ventajas de las inversiones mineras y las oportunidades que ellas conllevan. Al mandatario le están haciendo creer que la agricultura por sí sola puede desarrollar la prosperidad del país. Si fuera así, ¿por qué, entonces, no hay firmeza respecto a la Ley de Promoción Agraria (Ley Nº 27360), y junto al Legislativo organizan el campo de aquí a 30 años? Una ley que puede permitir crear círculos productividad y competitividad en los minifundios, si son titulados y organizados como se debe.

¿Dónde quedó la buena intención de Villanueva cuando sostuvo que no nos podemos dar lujo de tener tanta riqueza debajo de la tierra habiendo pobreza encima de la tierra? ¿Dónde, señor primer ministro?