Avanza “la estatización de las minas de cobre” en el corredor vial del sur

Los conflictos sociales de Minera Las Bambas (MLB) en Apurímac y en Cuajone de Southern Perú en Moquegua, a nuestro entender, forman parte de una estrategia muy bien organizada que busca estatizar las minas de cobre en el Perú. 

Róger Nájar, un líder político vinculado a la izquierda, de gran influencia en Perú Libre, y varias veces voceado como presidente del Consejo de Ministros (PCM), acaba de señalar que ante la crisis de Las Bambas se debe crear la empresa nacional de cobre. En otras palabras, expropiar y estatizar una de las diez minas de cobre más grandes del planeta. Es decir, la misma propuesta del congresista Guido Bellido acerca de estatizar el gas.

Las Bambas acumula 460 días de paralizaciones y pierde US$ 9 millones diarios, y Cuajone suma más de 40 días de violencia y bloqueos y pierde más de S/ 8.5 millones por cada día paralizado. ¿Por qué el Ejecutivo no aplica la Constitución y las leyes y decreta el estado de emergencia en el corredor vial del sur para salvar las inversiones, el empleo y la lucha contra la pobreza? ¿No se entiende acaso que el Perú –como segundo productor mundial de cobre– enfrenta una inmejorable situación para aprovechar el récord histórico del precio del metal rojo que supera US$ 4.50 la libra?

Hasta hoy parecía que el Ejecutivo y el Estado renunciaban a restablecer el imperio de la Constitución y la ley solo para empoderar a las minorías radicales. Pero las declaraciones del señor Nájar y del congresista Bellido, nos recuerdan que los proyectos chavistas para convocar a una constituyente y avanzar en la centralización del poder necesitan estatizar la economía. Allí están los casos de Petróleos de Venezuela S.A. (PDVSA) en Venezuela y el de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB), que mediante expropiaciones y estatizaciones permitieron la consolidación de proyectos autoritarios en ambos países. Allí también está la tragedia humanitaria económica y social de los venezolanos y el fin del boom del gas boliviano.

¿Hacia dónde vamos? Si la oposición dentro y fuera del Congreso no entiende que en el corredor vial del sur, en realidad, se juega el triunfo o no del proyecto de la asamblea constituyente, entonces los opositores al Gobierno de Castillo no han entendido nada con respecto a la lucha contra los proyectos chavistas y colectivistas. Así como Chávez necesitó del petróleo y Morales del gas, el proyecto de Perú Libre necesita malgastar los recursos del cobre en su proyecto político.

La desubicación de la oposición es tan grave –demasiado entretenida en promover vacancias sin contar con la mayoría en el Congreso– que el oficialismo se ha dedicado a desarrollar todas las batallas parciales que definirán la lucha entre libertad y colectivismo. Si bien el Ejecutivo se ha replegado en la asamblea constituyente, adrede promueve que el corredor vial se convierta en un polvorín social para crear una fuerza social a favor de la estatización del cobre. En el terreno laboral también hay otra batalla parcial con el proyecto del Ministerio de Trabajo y Empleo de colectivizar las relaciones laborales.

De pronto, el proyecto del Estado empresario parece regresar a la escena nacional –tal como sucedió con el maoísmo– luego de varias décadas del derrumbe del Perú con la experiencia velasquista.

Vale recordar que durante la dictadura militar de Velasco se crearon más de 200 empresas estatales que derrumbaron la economía y la sociedad. Luego de una década de las expropiaciones, la planilla de estas empresas aumentó en 83%, el déficit fiscal se disparó de 3% a más del 10% del PBI y las pérdidas acumularon más de US$ 20,000 millones. El resultado del primer chavismo económico de la región en los setenta y los ochenta: más del 60% de la población del Perú bajo pobreza.

Por todas estas consideraciones, el Congreso debe detener el ensayo estatista en el corredor vial del sur.