Úrsula Letona

¿Y si hablamos de reformas?

¿Y si hablamos de reformas?
Úrsula Letona
28 de agosto del 2017

Para reducir la dañina informalidad

La semana anterior el Ministerio de Economía y Finanzas publicó el Marco Macroeconómico Multianual (MMM) 2018-2021. Si bien existen muchos temas de los que nos podemos ocupar respecto a los alcances de este documento —como por ejemplo, la falta de consistencia en su explicación para lograr una mayor recaudación en el periodo que comprende el MMM—, en esta entrega quisiéramos ocuparnos y poner en relieve dos aspectos que nos llaman la atención, que nos generan preocupación y que se encuentran vinculados: el primero, las correcciones a la baja del crecimiento de nuestra economía; y el segundo, que el Gobierno deja de considerar la reducción de la informalidad como estrategia para lograr un mayor crecimiento.

Como preámbulo a este análisis, es importante tener en cuenta que actualmente la gobernabilidad del país se complica en función de la alta desaprobación de esta Gobierno y los desafortunados y constantes comentarios del presidente de la República. Estos comentarios evidencian los serios problemas sociales que se vienen originando, como el pésimo manejo de la huelga de docentes; situaciones puntuales que se traducen en una sensación de desgobierno absoluto. Ya no solo en las calles se percibe esta situación, incluso en las más parcializadas encuestas reflejamos estos hechos, vinculados al justo reclamo de la mayoría de peruanos, de implementar un cambio sustancial en el accionar del Gobierno.

La informalidad es de los problemas estructurales más críticos que se debe (debemos) solucionar en los próximos años, debido a que genera demasiada inequidad en nuestra sociedad; inequidad que en el mediano plazo puede poner en riesgo el sistema democrático, si no logramos avances significativos al respecto. El plan de gobierno de PPK contemplaba como uno de sus lineamientos relevantes para impulsar el crecimiento económico —y mejorar sustancialmente el potencial de crecimiento de la economía la reducción de la informalidad— una apuesta para el mediano y largo plazo. Pero de los lineamientos observados en el MMM parece que, a solo un año, este Gobierno pretende abandonar la apuesta por una estrategia de cambios estructurales que se planteó en su inicio, incluida la reducción de la informalidad.

Son los cambios estructurales que nos permitirán lograr un crecimiento como el transitado en el periodo 2010-2014, con tasas en promedio superiores al 7%, para oxigenar el modelo y evitar que se agote; no por deficiencias propias, sino por las políticas económicas y sociales que no se han implementado y que no nos permitirían explotar el mayor potencial económico.

Lo hemos señalado en entregas anteriores: para lograr una reducción de la informalidad de forma significativa, y ponernos a nivel de los países de la región (40%), se requiere de tasas de crecimiento superiores al 5%, para absorber a la PEA que se incorpora cada año al mercado laboral y absorber parte de la PEA que ya se encuentra en el sector informal. Actualmente nuestra informalidad laboral bordea el 72% y la informalidad económica supera el 60%.

El Perú es una economía abierta, y por ello tiene un dependencia muy grande de los choques de la economía internacional. Importa mucho lo que pasa en el mercado internacional; en consecuencia, debemos profundizar la diversificación de nuestros productos de exportación, así como alcanzar una mayor diversificación de los mercados de destino. Para ello es importante tener el antecedente de lo ocurrido con nuestra economía y el desarrollo de China, con todo los efectos positivos en nuestro desarrollo y la generación de empleo. China acaba de reportar un crecimiento de 6.9% para el primer semestre del 2017; en simultáneo, nuestra balanza de intercambio sigue siendo positiva con ese país.

Bajo esta misma óptica, debemos prestar atención a lo que viene ocurriendo con el otro gigante asiático, la India, y su galopante crecimiento económico: buscar todas las oportunidades que se pueden lograr generando una inserción muy fuerte de todos nuestros productos exportables, en especial los agrícolas y de manufactura, por su potencial; pero que además presentan los sectores con mayores índices de informalidad. Algunos datos relevantes con relación a la India: i) es la séptima economía internacional por tamaño de PIB, y la tercera medida en términos de paridad de compra, ii) su desempeño poscrisis 2008 ha sido más dinámico que el de otras economías grandes o emergentes, alcanzando un crecimiento del 7.3% en 2015, 7.5% para el 2016 y una tasa menor para este año (7.1%) y 7.6% para el 2018, iii) es el segundo país más poblado después de China. Sin embargo para el 2022 alcanzará los 1,400 millones de habitantes, superando a China, iv) América Latina es la región con la menor proporción de exportaciones e importaciones de la India.

Algunos países de nuestra región ya vienen haciendo la apuesta de forma agresiva para insertarse y conectarse con este otro gigante del Asia; como Brasil, Chile y Argentina, que nos han tomado ventaja. Estamos en proceso de negociación de un acuerdo comercial, y en el marco de dicho acuerdo debemos procurar explotar al máximo las oportunidades que se presenten en el intercambio con este país. El comercio con India y China nos permitirá un mayor crecimiento, pero en especial incrementar nuestro crecimiento potencial. Por ello, somos de la opinión que se requiere de la implementación de reformas estructurales por parte del Poder Ejecutivo; aquellas que se prometieron en campaña y vinculadas a la reducción de la informalidad. Como quiera que estas reformas requieren de acciones de Gobierno, cabe recordar que al poder Ejecutivo le toca gobernar, decir e implementar cuales va a priorizar. ¡Es hora de empezar!

 

Úrsula Letona

 

Úrsula Letona
28 de agosto del 2017

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