¿Transfeminicidios en el Perú?

La izquierda progresista peruana pretende impulsar su funesta agenda de la forma que pueda. Esta vez una de las publicaciones de bandera de nuestra izquierda ha caído al punto que pretende inculcar su adoctrinamiento incluso en los policiales.

Según se acusa, al parecer ahora existe en el Perú el transfeminicidio, entiéndase como el asesinato de una persona transexual por el hecho de serlo, una nueva versión del feminicidio. Esto después del homicidio de un estilista hombre que se creía mujer. Y es ahí donde debemos ser cautos.

El vulgar uso de la palabra “transfeminicidio” para hacer referencia a un homicidio a una persona del colectivo LGTB viene siendo usado en distintas partes de la región desde hace unos años, pese a no encontrarse tipificado en cuerpos legales como en el peruano. Esta nueva y absurda distinción legal que la izquierda impulsa es solo parte del efecto dominó del progresismo en la legislación internacional, el cual para algunos puede iniciar con la tipificación del delito de feminicidio.

El feminicidio, en términos simples, consiste en asesinar a una mujer por su condición como tal; es decir, por ser mujer. Si bien este es un término ya difundido y aceptado por las leyes y los códigos penales en gran parte del mundo, debemos reconocer que en realidad evidencia el éxito del progresismo mundial. ¿Por qué? Porque no hay feminicidas. No hay hombres en las calles matando mujeres, solo por ser mujeres, como nazis, que mataban a los judíos de profesar la religión judía. Tampoco hay una especie de Ku Kux Klan que asesina a cualquier mujer que encuentra.

Lo que sí existe son criminales, desalmados, cuyas víctimas son mujeres. No obstante, el trasfondo de sus homicidios no radica en la condición de mujer de la víctima. Esto se puede ejemplificar con el caso de Sergio Tarache, quien asesinó a su expareja, quemándola viva. ¿Pero la asesinó por ser mujer? La respuesta es no, la asesinó porque terminó con él, siendo verdaderamente un delito pasional.

Y si nos animamos a ver otros casos similares, evidenciaremos que siempre la causal del autor del feminicidio no concuerda con la afirmación “la mató por ser mujer”, sino de otras variables al momento de cometer el acto ilícito que no están sujetas exclusivamente a la condición de ser mujer.

Entonces, ¿hay feminicidas? La respuesta a ello la encontramos en las palabras del gran penalista argentino Eugenio Zaffaroni, quien negó la existencia del feminicidio. “El homicidio por odio se produce contra las minorías. La característica que tiene es que no importa el individuo. Hay dos lesiones: una al muerto y otra, por el metamensaje, a toda la colectividad. Y acá en la Argentina nadie sale a la calle a matar a una mujer porque es mujer. Es una locura, no existe”, fueron sus declaraciones sobre esta modalidad de homicidio hace unos años.

Esta es una posición con la que se alinean politólogos como Agustín Laje, quien también rechaza la existencia de feminicidios porque, como dice Zaffaroni, “nadie sale a la calle a matar a una mujer por ser una mujer”. 

La lógica del argentino Zaffaroni me parece irrefutable. Hasta que no haya gente matando a mujeres en las calles tal nazi con judíos, no podemos hablar de feminicidios. La misma regla debería aplicarse para aquellos que ahora invitan al error con el término transfeminicidio.

Y la sátira más grande de estos “delitos” es que aquellos que impulsan su legislación son los mismos que hoy, no se atreven a definir qué es una mujer. Feminicidio: asesinar a una mujer por su condición de mujer, pero ¿qué es una mujer? Incongruencias de la izquierda.