Iván Arenas

La política de los “hombres buenos”

¿Los hombres “malos” pueden gobernar mejor que los hombres “buenos”?

La política de los “hombres buenos”
Iván Arenas
14 de agosto del 2024


Cuando se interrogó a Susana Villarán sobre las razones por las que recibió más de S/ 10 millones de las empresas brasileñas para “solventar” su campaña contra la revocatoria, afirmó que lo había hecho para “enfrentar a una mafia”. En esas palabras de Villaran está la constancia absoluta de lo que –para un sector– significa “hacer política”. Una guerra sin cuartel. 

La política no la hacen los ángeles, tampoco “hombres buenos” ni “hombres malos”, la hacen simplemente hombres y mujeres. En la creencia irresoluta –propia de la fe– de que la política debe ser hecha por hombres buenos, puros y prístinos hay un fraude más grande que una catedral. Alguien dijo allí que para que “el mal triunfe solo falta que los hombres buenos no hagan nada”. Menuda frase. La vida, a decir del agustinismo político, no siempre es el enfrentamiento bíblico entre hombres buenos y hombres malos. En la vida hay grises, matices que esconden –o más bien revelan– la naturaleza humana. 

De tal manera que los conceptos de la ciudad de Dios y la ciudad de Babilonia –que dijera Agustín– están vivos en el presente en marcha. En la nematología de la democracia actual está inserto el fundamentalismo de esos que son ciegos y extremistas. Así, todos los días los visires de la moral y la ética nos machacan con su prédica cínica que tenemos el peor Congreso, el peor presidente, los peores políticos. Quizá tengan razón, quizá no; en todo caso, los malos son siempre otros y ellos son siempre los buenos. 

Los “hombres buenos” no existen. Menos en la política. “Hombres con peores historias han hecho grande este país”. La frase la encuentras en la serie Mad Men en referencia a los Estados Unidos. A Jefferson, que se amancebaba con las esclavas, se le culpa de haber dejado en la orfandad a sus hijos bastardos, que luego fueron vendidos como esclavos. Nadie duda de que Jefferson es uno de los inventores de la república moderna. 

¿Los hombres “malos” pueden hacer mejor política o gobernar mejor que los hombres “buenos”? Es decir, ¿los hombres “malos” pueden reducir la pobreza, generar más riqueza, abrir el comercio y respetar la libre empresa? Sí, claro. Porque para hacer un buen gobierno no basta con ser bueno. 

Maquiavelo decía que más vale ser temido que amado. Inventor de la razón de Estado, aunque la eutaxia aristotélica significa casi lo mismo, Maquiavelo no permitiría hombres sin carácter en un gobierno. Aquí lo que se quiere es que todos sean ángeles, y eso es una mentira.

Iván Arenas
14 de agosto del 2024

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