Andrea Narvaez

La pandemia y el fracaso de las políticas de género

Sobre la propuesta de “pico y género”

La pandemia y el fracaso de las políticas de género
Andrea Narvaez
23 de abril del 2020


El virus chino no solo ha desnudado la pésima realidad del sistema de salud peruano, también ha puesto en evidencia la deficiente administración política de las autoridades frente a la pandemia. Resultó sarcástica la puesta en marcha de una cuarentena con perspectiva de género, como si la crisis sanitaria fuera un escenario de ensayo y error para poner a prueba una lluvia de ideas descabelladas. El famoso “pico y género” ha sido la propuesta más absurda, no solo por ser una medida sin criterio médico, sino también por el deseo desenfrenado de venganza antipatriarcal que pregonaba Farid Matuk, miembro del Comando Covid.

¿No resulta desatinado utilizar la pandemia para dar paso a la ansiada batalla épica del feminismo contra el heteropatriarcado? Mientras la gente moría y sus familiares mostraban angustia, los criterios ideológicos pesaron mucho más que los criterios sanitarios. Y fue entonces que se dieron de bruces contra la realidad, una realidad que mostraba a la gran mayoría de mujeres incómodas, arrastrando sus pesadas compras sin la ayuda de la fuerza física de algún acompañante; o aglomerando mercados por acudir en compañía de la hija, hermana, sobrina, cuñada, nuera, etc. con el fin de repartirse la carga. La inmensa mayoría de féminas demostraron ser más expertas en las compras de productos comestibles, sin dejar de mencionar a una minoría ejemplar de hombres que también dominaban las técnicas básicas de compra de alimentos.

Separar la salida de hombres y mujeres, designados en días distintos, a simple vista aparentaba ser una propuesta diseñada con el fin de reducir los contagios, pero al final confesaron que fue dictada con el objetivo de ver realizada la ansiada “perspectiva de género”. Un añorado desquite contra el sexo masculino, generalizándolos de malvados e insensibles, a partir de una idea proveniente de iluminados movimientos feministas que asesoran en pleno Covid-19. Pero lo más deprimente fue oír que no debieron ser tres días para las mujeres y tres días para los hombres, sino que debió otorgarse cuatro días para las mujeres y dos días para los hombres con el fin de compensar la falta de igualdad que sufren las mujeres. ¡Increíble verdad!

Para poner la cereza al pastel el Ministerio de Inclusión Social dictó la orden de entregar el bono de emergencia solo a las mujeres responsables de cada hogar, tal como recomendaba la ONG feminista “Flora Tristán”, ignorando que también hay padres solteros que se hacen cargo de sus hijos. Una medida que luego fue corregida, debido a innumerables reclamos. Argumentaron que las mujeres son las únicas responsables de la seguridad alimentaria de sus hijos. ¿Y los hombres que salen a buscar el pan diario para su familia no lo son? Las mismas que organizan la revolución anticocina, salieron a decir que las mujeres son las únicas que deben recibir el bono porque conocen muy bien su cocina. Confuso razonamiento.

Quedó demostrado que las políticas de enfoque de género fueron caóticas, y en vez de generar soluciones siempre traen más conflictos, porque además produjeron escenarios de enfrentamiento entre las fuerzas del orden y la comunidad transexual. La pregunta cae de madura: ¿hay estudios serios que respalden estas decisiones políticas en momentos tan cruciales? No olvidemos que los promotores de las políticas del género nos hicieron perder el tiempo en absurdos debates sobre los cien géneros y otras psicodelias, cuando nuestro país tercermundista debió preocuparse en solucionar la agenda prioritaria en salud y educación. La pandemia nos encontró en paños menores, y la crisis del sistema de salud es el claro reflejo del descuido en estos últimos de años.

Andrea Narvaez
23 de abril del 2020

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