Úrsula Letona

La huelga magisterial, ¡invocación para hacer cambios!

La huelga magisterial, ¡invocación para hacer cambios!
Úrsula Letona
21 de agosto del 2017

Sobre el reciente pronunciamiento de Keiko Fujimori

Se han generado algunas críticas al pronunciamiento de Keiko Fujimori, presidenta del partido político Fuerza Popular, que fuera dirigido al presidente constitucional Pedro Pablo Kuczynski en relación a la difícil situación de gobernabilidad que atraviesa el país. La invocación realizada corresponde al pleno ejercicio de la democracia representantiva instituida en nuestra constitución, y siendo Keiko Fujimori la presidenta del partido político que tiene la representación de la mayoría parlamentaria, tiene toda la legitimidad para realizar dicha invocación.

La democracia representativa se expresa, sin duda, de manera más directa a través de órganos como el Parlamento y la Presidencia de la República, que han obtenido dicha representación a través de sus respectivos partidos políticos en una contienda electoral. Son precisamente tales órganos los llamados, en ejercicio de sus funciones, a reflexionar sobre el buen o mal ejercicio del poder, porque son los más próximos a la voluntad del pueblo, que los representan en su quehacer político.

Fuerza Popular, liderada por Keiko Fujimori, es depositaria de la votación de millones de peruanos, confianza que se generó en la perspectiva de una posibilidad de cambio real para nuestro país, donde el acceso a las oportunidades se alcanza sin que cuente el lugar donde nacemos o el espacio donde crecemos. Para ello el Estado debe brindar educación, salud y saneamiento de calidad, que son los elementos básicos para superar la pobreza que hoy sujeta a miles de niños peruanos que no vislumbran un futuro mejor.

Debido a la difícil coyuntura, millones de peruanos reclaman cambios en el Gabinete ministerial y, en general, en el manejo de la política del Gobierno. Lo hemos señalado en anteriores entregas, el discurso presidencial del 28 de Julio no fue más que un rosario de justificaciones y excusas, carente de objetivos claros a corto, mediano o largo plazo. No fue un mensaje de rendición de cuentas, como correspondía, así como tampoco una exposición de un derrotero claro sobre la senda del futuro del país; se trató, por el contrario, de un discurso totalmente desvinculado de la realidad del país.

Requerimos cambios urgentes, cambios de rumbo y de política. Keiko Fujimori ha mencionado algunos sectores que preocupan, entre los que sin duda ocupan un primer plano, por la coyuntura actual, la educación y la huelga magisterial. Respecto de esta última el pasado miércoles 16 de agosto, escuchamos el mensaje del presidente de la República, que evidenció falta de coordinación con la titular del sector, quien se encontraba en el Congreso de la República acusando a los docentes —que llevan más de sesenta días en huelga— de radicales y vinculados a facciones violentistas, pero no individualizándolos ni precisando las acciones para alejar este tipo de personas del magisterio.

Hacer esta diferencia es fundamental porque existe un reclamo legítimo, consistente en demandas insatisfechas. Soy hija de profesora y testigo de excepción de las necesidades de los docentes peruanos y de la histórica deuda que tenemos con ellos. Estos hechos no hacen más que ratificar lo expresado por Keiko Fujimori. Es evidente que el Gobierno está perdiendo el norte y la capacidad de emprender las reformas que el Perú requiere y espera. Por el bien del país y de la salud de la democracia, esperamos que se retome el norte; y ese es el propósito de la invocación de la presidenta de Fuerza Popular.

La solución a la huelga de los docentes es el diálogo. Para ello es indispensable saber quiénes son los verdaderos representantes del magisterio en las regiones, y obviamente excluir a los que promocionan acciones y expresiones violentistas. Se requiere de un trabajo coordinado con el Ministerio del Interior, que en lugar de acusar en plena huelga, y como excusa de la misma, respecto a la existencia de 5,000 docentes vinculados a movimientos radicales, debe realizar acciones de inteligencia preventivas para no permitir que se infiltren personas con pensamientos extremistas entre los docentes. Pero en especial, debe tener cuidado de nuestros escolares, para que no sean receptores de ideas que han generado un daño muy grave al país en el pasado. Estos docentes, vinculados —según el Ministerio del Interior— a movimientos violentistas como el Movadef, fueron contratados por el propio Minedu incluso en la gestión del ex ministro Saavedra. Se debió entonces informar con antelación y trabajar en forma conjunta una estrategia de prevención. Quizá ello hubiera evitado la situación actual.

Esta desarticulación al interior del Gobierno es constante y evidente, lo que ha originado, entre otras cosas, que los alumnos de las escuelas públicas se encuentren en riesgo de perder el año escolar. Esta es la realidad, por ello la ministra de Educación afronta hoy una interpelación, debido a una situación que ya escapa a su capacidad de gestión. Desde Fuerza Popular nos hemos comprometido a otorgar facultades legislativas en materia educativa, para que el Poder Ejecutivo pueda aprobar las reformas que forman parte de su Plan de Gobierno, con el fin de que puedan implementar una solución efectiva al problema del magisterio. Pero de forma adicional, desde el Congreso, y tal como lo ha hecho Fuerza Popular hasta hoy, seguiremos presentando propuestas que se pondrán en debate para conocimiento del país.

Hoy nos toca recordarle respetuosamente al presidente de la República que su responsabilidad es el buen gobierno, en mérito de lo cual debe tomar decisiones informadas y liderar las reformas que prometió. Quedan cuatro años por delante de su mandato, periodo en el que deben generarse las oportunidades, de forma especial para los más excluidos. Y el primer gran detonante es el acceso para la mayoría de peruanos a una educación de calidad.

Úrsula Letona

Úrsula Letona
21 de agosto del 2017

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