Indignados

¿Alguien ha hablado en Gamarra con los jóvenes que trabajan en informalidad?

Hoy fui a la esquina de Antonio Bazo con Sebastián Barranca, ubicada en el damero de Gamarra, donde a diario se reúnen diariamente jóvenes costureros, remalladotes, atracadores, bordadores, etc., en busca de trabajo. Algunos son contratados incluso solamente por el día. Si los periodistas les preguntasen a ellos, los supuestamente afectados por la legislación laboral juvenil, su opinión sobre la ley y la reforma laboral comprobarían lo inmensamente desconectados que están los políticos de los intereses de las mayorías silenciosas. Los estudiantes organizados y las élites gremiales no representan el sentir de la inmensa mayoría.

Es un sofisma, un razonamiento falso, presentar dicha norma comparándola con el fracasado régimen laboral actual que mantiene a más del 80% de la PEA en la  informalidad. Este nivel de informalidad de la economía tiene su cara más dramática en la exclusión de millones de peruanos de la salud pública. La nueva norma, en cambio, sí beneficia a quien no tiene trabajo, ya que incentiva la creación de empleo al abaratar los costos laborales, (tenemos los mayores sobre costos laborales de la región).

¿Acaso no es “políticamente correcto” defender la estabilidad laboral como derecho adquirido intocable aunque el costo sea desalentar la creación de más empleo? Se defiende a ultranza 200,000 puestos de trabajo al costo de dejar sin empleo a millones de jóvenes. ¡Brillantes socialistas pésimos economistas!

El Perú cambió. La gran empresa dio lugar al surgimiento de millones de micro y pequeñas empresas que hoy compiten con los centros comerciales privados y con la manufactura extranjera importada libre de impuestos, Este nuevo escenario globalizado obliga a revisar la competitividad que tenemos. La desconfianza en la institucionalidad, la corrupción, la educación, así como la reforma tributaria y laboral deberían ocupar un lugar central en el debate político. Técnico, serio, alturado.

Que el estado subsidie con 750 millones de soles la puesta en marcha de esta ley en sus cinco años de vigencia y permita que miles de jóvenes se puedan capacitar, ganar experiencia y tener trabajo me parece mucho más racional que no tener trabajo (o invertir 3,500 millones de dólares en la remodelación de la refinería de Talara cuando los precios de los combustibles se desploman).

Finalmente que sean  los jóvenes quienes aprueben o desaprueben esta reforma laboral. Si consideran que tienen una mejor opción de trabajo entonces serán pocos los que se acojan al nuevo régimen, sin embargo si el programa tiene éxito, los políticos ambivalentes que cambiaron su opinión por cálculo electorero, y los estudiantes que se rasgan las vestiduras en sus protestas quedarán como lo que son: unos oportunistas mediocres.

Invoco a la prensa que no sea caja de resonancia de intereses particulares de los políticos que ven sus intereses calculando el rédito electoral. En Gamarra los microempresarios no se sienten representados por aquellos supuestos “salvadores” que, en lugar de aportar ideas y enriquecer el debate, agreden una vez más a la policía y a sus inocentes caballos.

Visiten los talleres de Gamarra -hay cerca de 8,000- y recojan en ellos el sentir de quienes no gozan de las prerrogativas de ser congresistas, estudiantes o sindicalistas, y que tienen que competir muchas veces con la subvaluación y el contrabando, y sobre todo tienen que pagar planillas. ¿Saben acaso lo que es eso?

Por Guillermo de Vivanco
(22 - dic - 2014)