Hernando de Soto y las elecciones de 2021

Por su creatividad y su infatigable dinamismo intelectual, Hernando de Soto ha sacado al Perú de coyunturas tan dramáticas como la que enfrentamos en 1990 con la derrota de Vargas Llosa y la sorpresiva elección de Alberto Fujimori, en medio de los escombros del primer gobierno de Alan García y en pleno apogeo de Sendero Luminoso. La victoria de Fujimori (alentada desde Palacio) fue el triunfo contra el liberalismo y la apertura económica del ambicioso programa de gobierno que Vargas Llosa proponía para derrotar la hiperinflación que destrozó al país.

El Presidente electo designó un equipo económico de izquierda heterodoxa, que no habría podido lidiar con la mayúscula crisis económica que nos agobiaba. Fiel a sus ancestros, el primer reflejo de Fujimori fue organizar un viaje a Japón, precedido de una visita al Secretario General de NN.UU., Javier Pérez de Cuéllar. Felizmente, el trabajo en Nueva York resultó decisivo para enmendar los planes del futuro gobierno. De Soto coordinó las cruciales reuniones con el FMI y el Banco Mundial, patrocinadas por el SG de las NN.UU. en las que se reorientó radicalmente el enfoque económico en base a los parámetros elaborados por el ex Ministro Carlos Rodríguez Pastor.

Todos conocen el inmenso trabajo del Presidente del Instituto Libertad y Democracia para aprovechar el enorme potencial productivo de los informales, que conforman la enorme mayoría de la población mundial ahora devastada por la pandemia y desesperada por su precaria situación (*). El poderoso bagaje de ideas acumulado por De Soto se ha traducido en una propuesta de alcance global, pero que sería de aplicación inmediata en el Perú, dada su condición preeminente por los ricos yacimientos mineros y gasíferos que atesora bajo la superficie de su territorio, buena parte de la cual está en posesión de informales que carecen de títulos de propiedad.

Días después de publicar un importante artículo en el The Wall Street Journal (**), De Soto ha propalado un video que vale la pena insertar:

El calibre de su mensaje genera fuertes expectativas con miras a las próximas (y preocupantes) elecciones generales, en las que la mayoría de la población informal del Perú tendrá, sin duda, el voto dirimente. En un país huérfano de propuestas políticas importantes y factibles para superar la recesión económica y la crisis que padecemos por la pandemia, lo que De Soto ofrecerá “muy pronto” despierta expectativas.

Más allá del impacto de la propuesta en el Perú es interesante observar que su proyección global coincidirá con las elecciones norteamericanas. Si sus resultados confirman lo que el promedio de las encuestas pronostica, es previsible que un eventual triunfo del binomio Biden-Harris reciba con entusiasmo la iniciativa del peruano, dadas sus posibilidades de multiplicar la productividad de la economía mundial y de redimir de la pobreza a las grandes mayorías del planeta. 

No creo que estemos ante la perspectiva de un deseable candidato presidencial. Pero la propuesta ofrecida por De Soto deberá ser estudiada en profundidad porque podría convertirse en un elemento referencial para los programas de gobierno de los políticos que compitan para liderar el país, asumiendo seriamente el compromiso de incorporar a los informales y capitalizar su potencial productivo en beneficio del Perú.

(*) https://www.ilo.org/wcmsp5/groups/public/---dgreports/---dcomm/documents/publication/wcms_635149.pdf

(**) https://www.wsj.com/articles/how-to-beat-china-and-help-the-worlds-poor-11597167742