Úrsula Letona

El falso ideal obstruccionista

Balance del primer año del nuevo Congreso

El falso ideal obstruccionista
Úrsula Letona
03 de julio del 2017

Balance del primer año del nuevo Congreso

Ha terminado la primera legislatura del presente quinquenio, y el balance es bastante positivo. Sin embargo, aún hay muchas cosas que mejorar para cumplir con las altas expectativas ciudadanas con las que asumimos cargo el año pasado. El obstruccionismo alegado por quienes necesitan justificar la incapacidad o por quienes necesitan vender un titular, ciertamente estuvo ausente en el Palacio Legislativo. El Congreso trabajó conjuntamente con el Ejecutivo muchos temas de especial relevancia para nuestro país.

Un primer ejemplo concreto es la delegación de facultades. Todo Gobierno cuando inicia funciones suele solicitar facultades legislativas al Parlamento, y este se las otorga porque también en partido de Gobierno suele representar la fuerza mayoritaria en el Congreso. Sin embargo, en este quinquenio la situación es diferente, pues Fuerza Popular representa una amplia mayoría por el voto popular que le fue esquivo al Gobierno en el fuero legislativo. Pese a ello, se logró un consenso entre todas las bancadas del Congreso —salvo el Frente Amplio— y se aprobó la Ley 30506.

Un segundo ejemplo concreto fue el control ex post efectuado a los decretos legislativos, que encabecé directamente al asumir la coordinación del Grupo de Trabajo que tuvo a su cargo la revisión de los decretos legislativos, decretos de urgencia y tratados ejecutivos. Fue un ejemplo de trabajo llevado a cabo entre el Congreso y el Poder Ejecutivo. Tuve innumerables reuniones con técnicos de diferentes entidades del Gobierno, sobre todo de los sectores de Justicia y Economía, con quienes discutimos los aspectos técnicos de tales normas. Y en muchos casos llegamos a fórmulas consensuadas, en lugar de optar por el camino fácil de la derogación.

Fue particularmente complejo el trabajo porque no teníamos antecedentes, ya que los congresos anteriores no revisaban los decretos legislativo o bien, en un único dictamen, daban por aprobados todos los decretos legislativos. ¿Por qué? Porque el Gobierno tenía mayoría parlamentaria y por ello se “hacían de la vista gorda”. Tuvimos que construir una mecánica de revisión propia aunada a los breves plazos y la necesidad de seguridad jurídica que demanda el país.

El resultado fue que el Grupo de Trabajo solo recomendó la derogación de un decreto legislativo, de un total de 112; aunque sí hubo un importante número de modificaciones, que en su mayoría fueron consensuada. Todas nuestras propuestas fueron acogidas por la Comisión de Constitución en un 90%. A su vez, se emitió opinión favorable a 155 tratados ejecutivos, muchos de ellos celebrados hace algunos años, pero que no fueron revisados en el quinquenio pasado. Y también se revisaron nueve decretos de urgencia, de los cuales solo se modificó uno.

Un tercer ejemplo concreto fue la aprobación de la Ley de Reconstrucción. El Proyecto de Ley 01249/2016-PE propuesto por el Poder Ejecutivo ingresó a Mesa de Partes e inmediatamente la Junta de Portavoces acordó la exoneración de dictamen y amplió la agenda para su inclusión directa en el debate del pleno del día 24 de abril. Dada la urgencia del tema, se programó una sesión extraordinaria para el día siguiente, y el texto final aprobado por el pleno fue trabajado hasta altas horas de la madrugada entre algunos ministros y congresistas, conjuntamente con los respectivos equipos técnicos. Es decir, el resultado de un trabajo conjunto entre el Poder Ejecutivo y el Poder Legislativo se decantó en la aprobación de la Ley 30556 en tal solo un día.

Sin embargo, también existen aspectos que deben seguirse mejorando. Aún existen congresistas que, en lugar de ser propositivos y colaborativos, solo se limitan a criticar todo. ¡Bueno fuera que además de criticar propongan nuevas alternativas! Muchos de ellos, inclusive, en el trabajo de comisión tienen una opinión favorable a lo acordado mayoritariamente; pero luego, en la sesión del pleno, donde están todas las cámaras, dicen todo lo contrario. Es cierto, la demagogia todavía está presente en algunos congresistas, pero por suerte no son muchos.

Asimismo, quiero resaltar que para trabajar por el país “no bastan las buenas intenciones”. Algunos congresistas presentan proyectos de ley que en una lectura aislada parecieran beneficiosos para un sector, pero si se hace un análisis conjunto de la situación se advierte que “el remedio es peor que la enfermedad”. La creación de falsas expectativas en la población sigue aportando al descontento ciudadano frente a de los políticos.

Finalmente quiero comentarte, querido lector, que existen congresistas que ciertamente trabajan ardua y profesionalmente en beneficio del país, de la mano con buenos equipos técnicos que tienen una dedicación de 24 horas del día los siete días de la semana. Esto no es difundido por quienes transmiten las noticias, pero quien trabaja día a día lo nota y lo valora.

Dicho esto, mi balance a partir de mi primer año como congresista es muy positivo, pero quiero invocar a que toda la ciudadanía tome partido en esta gran labor de cambiar el Perú. Necesitamos no solo la colaboración de ustedes, sino también de una ardua fiscalización y del coraje para denunciar a todos aquellos malos funcionarios que usan el poder conferido para beneficio propio. ¡Sigamos juntos en este largo camino!

 

Úrsula Letona

Úrsula Letona
03 de julio del 2017

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