Dante Bobadilla

El desastre del modelo

Del modelo político, no del económico

El desastre del modelo
Dante Bobadilla
22 de abril del 2020


Ya no sorprende leer a progresistas condenando el fracaso del modelo frente a la pandemia. Se refieren al modelo económico implantado en la Constitución de 1993, que sacó al Estado del manejo de la economía luego del desastre al que nos condujo el estatismo económico. Otros hablan incluso, una vez más, de la crisis del capitalismo. Si cae un meteorito causando una gran conmoción repetirían sus mismos análisis y condenas al capitalismo. De allí no pasan.

Tenemos que hacer una distinción entre el modelo económico y el modelo político. El modelo económico no ha fallado. Ha permitido reducir la pobreza más que nunca en la historia. Ha generado unos US$ 68,000 millones de reservas que jamás tuvimos, y un monto cercano en ahorro privado de las AFP. Ahora el Estado tiene plata. El problema de este modelo no es falta de dinero, sino de prioridades políticas. El Estado es un desastre. Nadie sabe a qué responde su diseño porque cada inquilino de Palacio le ha añadido una habitación, un jardín, un piso, etc. Lo han pintado del color que han querido, y al final lo que tenemos es un mamarracho de Estado que no responde a ninguna estrategia coherente. No nos sirve.

En los últimos 20 años se han pasado haciendo experimentos fallidos con las regiones y los partidos políticos, buscando fortalecer la descentralización y la democracia. Nada ha funcionado. Hoy los gobiernos regionales no dan pie con bola y los partidos políticos han sido reemplazados por bandas de aventureros organizados en improvisadas combis electorales. Las reformas o experimentos políticos no tienen cuándo acabar. El desarrollo del país fue dejado de lado para preferir caprichos políticos o ideológicos, fiestas deportivas e incluso negociados vergonzosos. El resultado es que el Estado creció y creció, mientras los servicios públicos se deterioraban sin que a nadie le interesara el asunto en lo más mínimo. 

Bastó que los fondos privados de pensiones sufrieran una caída en medio de una crisis económica mundial para que los políticos hablaran de la reforma integral del sistema privado de pensiones. ¿Qué cosa tiene que ocurrir en este país para que se hable de la reforma total del Estado? O por lo menos de la reforma de la salud. ¿O es que nadie se percata del desastre que es la salud pública? ¿Nadie se ha dado cuenta de que Essalud es un fraude? La gente paga y no recibe la atención a la que tiene derecho. ¿A alguien le importan las quejas de los usuarios de Essalud? A nadie. Pero cuando bajan los fondos de las AFP todos chillan: “¡reforma!”.

¿Me van a decir que el abandono de las cárceles, de los hospitales, de las escuelas, de la seguridad ciudadana y la carencia de infraestructura en general es un fracaso del modelo económico? Claro que no. Plata hay. Es el fracaso del modelo político. Un modelo basado en la confianza absoluta en el Estado y el recelo y odio a la empresa privada. Es el fracaso del modelo promovido por la izquierda, sustentado en la eterna lucha de clases: trabajadores contra empresarios, comunidades contra mineras, hombres contra mujeres, autos privados contra transporte público, etc. Además del relamido igualitarismo social. 

¿Existe en agenda alguna reforma del Estado? ¿Del sistema público de salud? ¿De la seguridad ciudadana? ¿Del sistema carcelario? No. Nada de eso. Todo lo que hay es ideología de género hasta en la sopa, guerra permanente a las empresas con la excusa de la defensa de los trabajadores, la defensa del medio ambiente, la defensa del consumidor, más regulaciones y fiscalización agresiva. Luego vienen el aniquilamiento de la inversión minera, el aniquilamiento político selectivo, el gasto público descarado destinado al control de la prensa y de las masas, el patético show de la lucha contra el patriarcado y otras boberías por el estilo. Esto es lo que refleja la crisis total del modelo político regentado por la izquierda. ¿O es que caso no tenemos ahora mismo un Gobierno de izquierdistas sazonado de socialismo?

La crisis del Estado obedece a la crisis política, a la falta de partidos, a la carencia de cuadros formados que tengan nociones firmes de doctrina política y que, por lo menos, sepan si son de izquierda o de derecha. Lamentablemente, en esta crisis de identidades políticas y desorientación ideológica de la derecha, quienes pescan en el río revuelto son los activistas de izquierda. Ellos sí tienen las cosas claras, y por eso las cosas están como están. Podríamos parafrasear ahora la famosa frase de Edmund Burke: “para que la izquierda triunfe, solo hace falta que los hombres de derecha no hagan nada”.

Dante Bobadilla
22 de abril del 2020

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