Tía María y el debate electoral

 

No obstante que el proyecto Tía María es crucial para relanzar la economía nacional y potenciar el desarrollo de Arequipa, en la campaña de la segunda vuelta por la gobernación los candidatos se niegan a aclarar sus posiciones frente a la minería. Se limitan a sostener que el tema Tía María no es parte de su agenda o que la minera consiga su “licencia social” o que cumpla con cuidar el medio ambiente. Y nada más

En cualquier caso, el desarrollo de la campaña electoral se convierte en una oportunidad perdida para que los candidatos desarrollen pedagogía sobre el papel de la minería en el crecimiento, el desarrollo y la reducción de pobreza. Pero también se convierte en una oportunidad perdida para levantar todos los mitos y leyendas que han desarrollado los sectores antimineros, enemigos de la inversión.

Por ejemplo, con respecto al agua, el relato antiminero señala que el proyecto utilizará el agua del río Tambo y que, por lo tanto, el agua para consumo humano y para la agricultura se contaminará con sustancias tóxicas. Sin embargo, el nuevo Estudio de Impacto Ambiental (EIA) del proyecto cuprífero contempla la construcción de una planta desalinizadora de agua de mar. Propuesta que, además de haber cumplido con todos los procedimientos de participación ciudadana, cuenta con la opinión favorable del Ministerio de Agricultura, de la Autoridad Nacional del Agua, de la Dirección General de Salud y de la Marina de Guerra del Perú.

Asimismo, los yacimientos La Tapada (a 3.0 km de distancia de los poblados del valle de Tambo) y Tía María (a 7.0 km), y una planta de lixiviación (a 11.0 km), conforman el proyecto cuprífero Tía María. Es importante anotar que los dos yacimientos, como la planta de lixiviación, se ubican al norte del valle de Tambo. Los antimineros mienten descaradamente al afirmar que el polvo generado en el tajo abierto contaminará los cultivos del valle de Tambo. Como se sabe, los vientos soplan de sur a norte, por lo que las actividades en el valle de Tambo no se verán afectadas. Además, el proyecto contempla la voladura se realice al mediodía, cuando hay menos vientos.

El tajo tendrá 150 metros de profundidad al inicio de las operaciones, existiendo posibilidades nulas que el polvo provocado por las voladuras alcancen al valle de Tambo. Además, La Tapada está por sobre 350 metros sobre el nivel del mar (m.s.n.m.) y Tía María sobre los 700 m.s.n.m. Ambos yacimientos están por encima de Cocachacra y el valle de Tambo, ubicados a 100 m.s.n.m.

De otro lado, la producción de cobre será mediante el proceso de oxidación y lixiviación, que consiste en depositar el mineral previamente chancado en una cancha altamente impermeabilizada, con geomembranas y sensores dispuestos para evitar la mínima filtración de las soluciones utilizadas. Las mineras son las principales interesadas en evitar las fugas porque dicha solución es la que contiene cobre diluido. Los antimineros mienten cuando dicen que esas soluciones alcanzarán al río Tambo.

Dicen, además, que habrá lluvia ácida, haciéndoles creer a los campesinos que las substancias estarán empozadas, expuestas al ambiente. Lo cierto es que tales substancias (6 gr de ácido sulfúrico diluidos en un litro de agua tienen menor acidez que el vinagre empleado por las amas de casa) serán aplicadas por goteo. La minería mundial, altamente especializada, considera a la lixiviación como una de las tecnologías más amigables, por haber eliminado los remanentes de la producción minera provenientes de las plantas concentradoras (relaves). Vale anotar que la planta de lixiviación se encuentra a 1,050 m.s.n.m. y a 11.0 km del valle de Tambo.

¿Dónde está, entonces, la contaminación y el uso indebido de agua? Todos estos temas deberían formar parte de los debates para la elección del gobernador de una región básicamente minera. Sin embargo, el avance ideológico antisistema bloquea esta posibilidad.