Sube el dólar y el Ejecutivo saca el cuerpo y ataca al sector privado

En el Perú ha regresado el fantasma de la inflación. El asunto tiene que ver con el incremento de los precios de los commodities del mercado mundial. Sin embargo, es incuestionable que la inflación de 5.23% anualizada (octubre de 2020-setiembre de 2021) es la más alta de los últimos doce años y solo puede explicarse por la trepada y el descontrol del dólar.

¿Qué pretendemos señalar? Que si bien el maíz, el trigo y el petróleo, por ejemplo, han subido en el mercado mundial como consecuencia de la reactivación económica mundial, la trepada de dólar en el Perú agrava esta tendencia alcista, y allí está el 5.23% de inflación anualizada como resultado. En otras palabras, ha regresado el peor enemigo de los pobres: la inflación. 

Los pequeños comerciantes de los mercados populares de todas las ciudades comienzan a ser reventados: no pueden reponer los stocks previos porque la inflación se devora el capital. Los pobres y excluidos están en peor situación: la sobrevivencia se convierte en una ilusión. 

¿Por qué entonces la subida del dólar no se detiene pese a los esfuerzos del Banco Central de Reserva que sale a comprar dólares a diestra y siniestra? Por una sola razón: el anuncio de la constituyente, el gambito de la nacionalización del gas y el lanzamiento de la llamada “segunda reforma agraria” simplemente han evaporado cualquier posibilidad de nueva inversión en el Perú. 

Es decir, el PBI caerá y la pobreza aumentará. Sin embargo, lo más grave en lo inmediato es que semejantes anuncios contra la inversión privada y la propuesta de cambio de régimen constitucional generan una estampida hacia el dólar: los ciudadanos y las empresas se desprenden de soles y compran dólares para salvar sus propiedades y ahorros. La propuesta de cambio de modelo, entonces, pulveriza el sol y cualquier confianza en la economía nacional se evapora.

El gobierno de Castillo entonces ha desatado una inflación sin precedentes en la última década debido a la trepada del dólar, no obstante que a los altos precios de los minerales –sobre todo del cobre– señalan que al país están ingresando más moneda estadounidense que antes. El dólar, pues, debería estar debajo de los S/ 4, según los especialistas.

Inflación, precios de la canasta básica por las nubes, cero crecimiento, cero inversión privada y aumento general de pobreza y miseria, empiezan a ser los resultados del gobierno de Castillo en apenas más de ocho semanas de gestión. 

Sin embargo, el propio Castillo y los operadores del Movadef y Perú Libre pretenden elaborar un relato para explicar la destrucción de la economía: el sabotaje de “los monopolios” y el sector privado. ¿A qué monopolios se refieren? Analicemos el caso del aceite. El Perú tiene 22 tratados de libre comercio que posibilitan derribar cualquier monopolio que pretenda vender productos al margen de los mercados internacionales. Si alguien especula con el aceite, en el acto otra empresa importa y destruye esa estrategia empresarial.

El objetivo de las corrientes comunistas y estatistas es que el Perú proteja su economía de los mercados mundiales y, por algunos meses, se geste la ilusión de que el control de precios protege la economía familiar. Sin embargo, en muy poco tiempo estas políticas replicarán las interminables colas en Venezuela, en las que la gente se arrancha una botella de aceite, de leche, arroz y papel higiénico.

El gobierno de Castillo entonces no quiere reconocer su grave y única responsabilidad en la tragedia que está gestando y pretende organizar una fuga hacia adelante para salvar su presente: utilizar la desesperación de la gente, de los pobres, para establecer el control de precios.

En otras palabras, se puede sostener que el desmadre nacional que están causando los comunistas forma parte de una estrategia bien diseñada.

¡A reaccionar, demócratas y republicanos!