¡Salvar a la minería de la reforma tributaria del MEF!

A pesar de que los precios del cobre sobrepasan los US$ 4.80 la libra, estableciéndose un nuevo superciclo de precios mundial, y no obstante que el Perú es el segundo productor mundial del metal rojo, y pese también a el enorme potencial nacional en la explotación de este mineral, lo más probable es que las nuevas inversiones cupríferas se alejen de nuestro país. 

Y si agregamos que, sin el desmadre político, institucional y económico que ha desatado la administración Castillo –incluso sin nuevas inversiones–, el Perú podría estar creciendo por encima del 6%, nuestra situación se convierte en una tragedia inexplicable. Con un crecimiento del PBI de esos niveles, la pobreza podría bajar hasta menos del 15% de la población (hoy está en 25%).

¿Por qué el Perú en el 2022 crecerá por debajo del 3% y la pobreza no se reducirá? Los anuncios de la asamblea constituyente y de las nacionalizaciones del gas y de los recursos naturales, simplemente han anulado la posibilidad de nuevas inversiones. En el caso de la minería sucede lo mismo. Si a este clima político adverso a las inversiones le sumamos el empoderamiento de las minorías radicalizadas, que promueve la gestión de la presidente del Consejo de Ministros (PCM), Mirtha Vásquez, estamos ante la fórmula perfecta para descartar cualquier nueva inversión minera.

Si Las Bambas, uno de los diez megaproyectos de cobre más grande del planeta, acumula más de 400 días de paralizaciones y ha dejado de producir cerca de 100,000 toneladas métricas de cobre (TMC) (en vez de las 450,000 TMC proyectadas), porque el Estado renuncia a ejercer la autoridad democrática y a aplicar la Constitución y las leyes, ¿quién se va a atrever a una nueva inversión en minería en el Perú?

El asunto se vuelve una tragedia insalvable si reparamos en que con su solicitud de facultades legislativas en temas tributarios el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) pretende aumentar la carga tributaria al sector minero aduciendo “sobreganancias por precios altos”. Al respecto vale repetir que luego de la reforma tributaria del Gobierno de Humala, la carga impositiva sobre la minería sobrepasó el 47%, más alta que las de Australia, Canadá y Chile, países con los que el Perú compite codo a codo por captar nuevas inversiones. Si le restamos competitividad a la minería –es decir, si pasa la propuesta del MEF– y le sumamos el desmadre político y económico causado por la constituyente, es incuestionable que se estará matando a las gallinas de los huevos de oro en función de la estrategia del Gobierno de repartir bonos y aumentar el populismo.

En este contexto, ¡salvemos a la minería de la reforma tributaria del MEF! Cabe señalar que el sistema tributario minero es tan eficiente en el objetivo de aumentar la recaudación del Estado que gracias al incremento del precio de los minerales este año se captará más de S/ 13,000 millones en concepto de renta y regalías de las mineras. Un récord histórico. ¿Para qué el MEF pretende ahorcar más a empresas y ciudadanos?

Algo más. El Estado contará con más de US$ 8,500 millones en recursos adicionales por los precios altos de los minerales, los pagos adelantados de diversas corporaciones (pese a las deudas en litigio) y por endeudamiento público. ¿Cómo se entiende, pues, la voracidad fiscal del MEF?

La conclusión es simple: salvemos a la minería porque es la manera de evitar una mayor destrucción de la economía de mercado y porque es la forma de defender la Constitución y las libertades.