Remediando los pasivos ambientales

El ministro de Energía y Minas, Francisco Ísmodes, anunció que uno de los desafíos del actual Gobierno es eliminar todos los pasivos ambientales de alto riesgo hasta el 2021. Para lograrlo recurrirá a la inversión privada, a través de las Obras por Impuestos (OxI) y mediante el llamado “fondo verde”, para lo cual el ministro se ha comprometido a realizar las gestiones para conseguir apoyo de las organizaciones internacionales. Durante su exposición en el 13º Simposium del Oro y la Plata, organizado por la Sociedad Nacional de Minería, Petróleo y Energía (SNMPE), Ísmodes recordó que veinte compañías mineras se han comprometido a desarrollar programas de impacto más allá de las zonas de influencia minera, programas relacionados con los recursos hídricos y las remediación de los pasivos ambientales.

Las remediaciones ambientales que se realizan en el país están focalizadas en la minería tradicional a gran escala, desarrollada por el Estado desde la década de los años sesenta del siglo pasado hasta las reformas económicas de los noventa. Desde que el Gobierno de las Fuerzas Armadas impuso un control único en todas las operaciones mineras, los ríos, lagos y mar se contaminaron con relaves de las plantas concentradoras. Asimismo, se formaron inmensos “botaderos” donde se acumularon desechos minerales y montañas de escoria, como en La Oroya. Todo eso comenzó a cambiar desde los años noventa. Las reformas realizadas durante el gobierno de Alberto Fujimori apuntaron a privatizar las empresas estatales. Desde entonces, la legislación minera se adecuó a los estándares ambientales internacionales, haciendo de la minería peruana moderna y de excelencia mundial.

La empresa estatal Activos Mineros S.A.C. (AMSAC) tiene un inventario de al menos 9,000 pasivos ambientales identificados en todo el país, de los cuales 1,945 cuentan con un presupuesto de más S/ 1,193 millones hasta el 2021 para realizar los trabajos de remediación correspondientes. Por ejemplo, antes de fin de año AMSAC terminará uno de los desafíos más grandes: la zona de desmontes denominada Excélsior. El depósito de desechos mineros que ocupa 79 hectáreas de terreno en Cerro de Pasco será totalmente remediado con una inversión de más de S/ 151 millones provenientes de la Corporación Fonafe (Fondo Nacional de Financiamiento de la Actividad Empresarial del Estado), encargada de normar y dirigir la actividad empresarial del Estado. El final de la obra será un hito para la minería nacional: después de 62 años no habrá más impactos ambientales negativos en Cerro de Pasco.

Entre otros importantes aportes contra la contaminación ambiental están los trabajos realizados en la Mina Constancia, provincia de Chumbivilcas (Cusco). La minera Hudbay y las comunidades de influencia directa sembraron plantas autóctonas en los lugares utilizados para la construcción de la mina y en zonas donde nunca antes existieron estas plantas.

Las obras de remediación son una fantástica oportunidad para taparle la boca al ambientalismo ideológico, que se opone a las actividades mineras con propósitos claramente políticos. La remediación es una responsabilidad no solamente del Estado sino también del sector privado, que contribuyen a mejorar la vida de los pobladores de las comunidades. Estado y empresas mineras unen sus esfuerzos para desaparecer todos los pasivos ambientales heredados de la minería tradicional e irresponsable.

Hoy, las mineras utilizan tecnologías que minimizan la contaminación. Además, la rigurosa legislación peruana está ajustada a los estándares internacionales de protección del agua, aire y tierra. El ambientalismo ideológico, organizado en decenas de ONG muy bien financiadas por intereses extranjeros, intenta cancelar las actividades mineras en el Perú con el argumento falso de la contaminación. Sin embargo, no se ocupan de la enorme contaminación que provocan la basura y las aguas residuales que están contaminando todo el país. Es que eso no es un buen negocio para ellos.