La ola populista que consume al Ejecutivo y a la mayoría de las...
El Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) autorizó la emisión de bonos internos por un monto de US$ 287.34 millones con el objeto de financiar la deuda que no le puede pagar Petroperú al Banco Nación. Como todos sabemos, el Banco de la Nación otorgó un crédito de US$ 1,000 millones con garantía del Estado y, una vez más, la petrolera estatal no pudo cumplir con sus obligaciones. Sacando, como se dice, conejos del sombrero el Ejecutivo ha autorizado la emisión de bonos que “cargarán a la contabilidad del fisco en la modalidad de cuentas por pagar”. Es decir, aumento de deuda pública.
De esta manera el gobierno de Dina Boluarte se convierte en el peor destructor de la macroeconomía nacional: no solo avanzamos hacia un tercer año de incumplimiento de la regla fiscal, no solo se ha destruido el sistema privado de pensiones y se empieza a organizar una sociedad sin jubilados, sino que ahora se presiona en el aumento de la deuda pública para solventar las gollerías y sinecuras de la izquierda, que sueña con tener su pequeña PDVSA.
Al respecto, vale señalar que desde el 2016 hasta la fecha, en créditos con garantías del Estado, capitalización de deudas y rescates financieros el Perú ya ha desembolsado más de US$ 5, 000 millones. Asimismo, si se suman todas las obligaciones, nacionales e internacionales, la deuda de la petrolera estatal adiciona más de US$ 7,900 millones. ¿Cómo se ha llegado a este despilfarro monumental en un país donde tres millones de ciudadanos carece de agua potable y 6.4 millones no tiene alcantarillado?
El despilfarro de Petroperú, que se convierte en una amenaza para la estabilidad fiscal y presiona sobre la deuda pública, es un recuerdo vivo del fracaso del Estado empresario en América Latina, en el Perú de los ochenta, y en la tragedia que se escenifica en Venezuela y en la crisis terminal a la que avanza Bolivia. En los años ochenta el déficit fiscal de más de 200 empresas estatales que se crearon durante el velascato solía crear un déficit de más del 10% del PBI; una situación que, finalmente, terminó desatando una de las peores hiperinflaciones de la historia económica.
No sostenemos que la situación del Perú se asemeje a la de esa época. Sin embargo, la idea de sostener indefinidamente a la petrolera estatal, una empresa quebrada sin ninguna viabilidad, es un vivo recuerdo de las tragedias económicas en Hispanoamérica y en el Perú. Imaginemos que los rescates y auxilios perpetuos de la petrolera estatal continúen, ¿hasta dónde pueden llegar las cosas? El aumento del gasto corriente, de la planilla –bajo el impulso de este Ejecutivo y este Congreso– y el descontrol del déficit, son notificaciones y alertas para tomar en cuenta.
Por todas estas consideraciones en este portal creemos que el camino menos costoso para los peruanos es la liquidación y privatización de Petroperú. El Perú no puede seguir alimentando las gollerías y clientelas de las izquierdas, que sostienen que se trata de una empresa estratégica. Tampoco puede seguir considerando las propuestas de un sector que sostiene que se debe hacer una reingeniería financiera y corporativa para darle viabilidad a una empresa que no tiene ninguna. ¡Basta!
El camino menos costoso es la liquidación y la privatización, el pago de las obligaciones y la venta de activos restantes.
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