¡Minería y agua para el Perú!

El “milagro del agua” en las comunidades aledañas a dos proyectos mineros

Ha culminado el XI Congreso Nacional de la Minería (Conmin) en la ciudad de Piura, en el que se reafirmó el carácter minero del Perú, que tiene en esta actividad uno de los motores de crecimiento económico y reducción de la pobreza. Una de las conclusiones del evento —organizado por el Colegio de Ingenieros del Perú y la Universidad de Piura— ha sido que se debe organizar una estrategia para desmontar los mitos y falsas narrativas construidas por la izquierda radical y el movimiento antiminero. Como se sabe, la izquierda tiene un objetivo: paralizar la minería, liquidar las vigas de la economía de mercado y conducirnos a ese fracaso llamado “socialismo del siglo XXI”. La izquierda ha sido eficiente en desplegar mitos y mentiras; uno de aquellos mitos potentes es que es imposible la convivencia entre agua, agricultura y minería.

El presidente responsable del Conmin, Miguel Ángel Zúñiga, ha indicado en una entrevista que “los mitos persisten, como aquellas oposiciones de ‘agro sí, minería no’ y ‘agua sí, minería no’”. En la entrevista Zúñiga también señaló que “las estadísticas señalan que el 80% del consumo del agua se va a la agricultura, 16% a las ciudades, 8 % a la industria y a la minería apenas entre el 1% y el 2%”. Zúñiga terminó su entrevista diciendo que “se deben construir reservorios para asegurar más agua”.

En efecto, según análisis y estudios, en nuestro país la minería moderna solo utiliza el 2% del agua. En otros países mineros, como Australia y Chile, el consumo del agua de esta actividad es de 3%. Queda claro entonces que en el Perú la minería moderna consume muy poca agua en relación a la agricultura. El uso de la tierra para proyectos mineros también es ínfimo en relación a la agricultura. En nuestro país el 12% del territorio está concesionado para inversión en minería, pero solo se explota el 0.08%. Vale subrayar que el potencial agrícola representa el 6% del territorio nacional.  

Quizá uno de los ejemplos que confirman la tesis acerca de que la minería moderna es compatible con el buen uso del agua y la agricultura es lo que sucede en Cajamarca con el proyecto minero Conga, uno de los más emblemáticos. A pesar de las intensas mentiras del radicalismo antiminero, hoy se ha producido un “milagro del agua” en las comunidades campesinas aledañas a este proyecto minero. Los reservorios Chailhuagón y San José —construidos por la compañía Yanacocha, concesionaria de la señalada mina— hoy abastecen a numerosas familias que antes solo tenían agua cuando llovía (de diciembre a marzo). Esas familias ahora cuentan con agua durante todo el año, lo que les permite obtener dos cosechas anuales, alimentar mejor a su ganado y tener criaderos de truchas. Es decir, han mejorado sustancialmente sus ingresos.

Podemos poner otro ejemplo. En Puno, la compañía Minsur —concesionaria de la mina San Rafael— construyó en los distritos de Antauta y Ajoyani, y en la comunidad campesina de Queracucho, 12 represas y 114 reservorios de agua. La construcción de estas obras permite que cientos de familias hoy cuenten con una ampliación de la reserva de agua de riego en la zona hasta de 435,000 m3. La obra también ha contribuido a que más de 1,700 hectáreas sirvan hoy para la producción de avena forrajera y pastos.

Los mitos y las falsedades de la izquierda y el radicalismo deben combatirse con la fuerza de la verdad. No debemos permitir que quienes quieren liquidar el crecimiento económico y llevarnos al abismo socialista difundan mentiras sin que alguien se les enfrente.