Majes Siguas II: La resistencia nacional y la continuidad del mercado

La noticia acerca de que el gobierno regional de Arequipa (GORE-Arequipa) aprobó la Adenda 13 del proyecto Majes Siguas II, relanzando el mayor proyecto agroexportador del sur del país, revela la enorme resistencia de la sociedad peruana al proyecto colectivista que desarrolla la administración Castillo.

Como todos sabemos, la Adenda 13 permitirá cambiar el sistema de riego por un sistema de tubos y aspersión y, de esta manera, todo queda listo para que la concesionaria del proyecto ultime los detalles para incorporar 40,000 nuevas hectáreas a la agroexportación. Considerando que en las últimas dos décadas el milagro agroexportador nacional –que ha incrementado las agroexportaciones de US$ 850 millones a más de US$ 7,500 millones– se desarrolla en alrededor de 250,000 hectáreas (el 5% de las tierras dedicadas a la agricultura) la noticia de Majes Siguas II es un verdadero terremoto a favor de la economía de mercado.

Que las tierras dedicadas a la agroexportación se incrementen en cerca de un 20% es una noticia paradójica, considerando que la administración Castillo y el propio GORE Arequipa son entidades influenciadas por las corrientes comunistas más ortodoxas. ¿Cómo explicar entonces este avance?

En el Perú hay una resistencia nacional extendida a la asamblea constituyente y a la colectivización de la economía. Allí está la explicación. Una resistencia que se ha expresado en movilizaciones masivas, en una organización de abajo hacia arriba, en la multiplicación de los debates y en la formación de una mayoría en el Congreso que defiende la Constitución y resiste al proyecto de la constituyente.

A pesar de que en Arequipa no hubo una gran movilización de los gremios, de las universidades ni de la sociedad regional en general a favor de Majes Siguas II, es evidente que el relanzamiento del mayor proyecto agroindustrial del sur no sería posible sin la resistencia nacional a la constituyente. 

Una resistencia que, igualmente, explica la ratificación de Julio Velarde al frente del Banco Central Reserva, la continuidad de Socorro Heysen en la Superintendencia de Banca y Seguros, la designación de Carlos Graham en el Ministerio de Economía Finanzas, entre otros, que revelan que la institucionalidad económica creada en las últimas décadas persiste como garantía de la continuidad de la economía de mercado.

Con Majes Siguas se crearán cerca de 200,000 empleos y se organizará un clúster de servicios para miles de empresas dedicadas a la agroexportación (grandes, medianas y pequeñas), que acelerará la industrialización de la región y relanzará la investigación calificada en las universidades. Asimismo, se creará una nueva ciudad alrededor del enorme complejo agroindustrial.

Sin embargo, una de las cosas más importantes: los jóvenes del sur, acostumbrados a escuchar las prédicas del Foro de Sao Paulo, ahora contemplarán cómo los desiertos se convierten en oasis y cómo la convocatoria de capitales en economías de escala es el mejor camino para reducir la pobreza y crear clases medias. El milagro agroexportador del norte y de Ica, entonces, ha llegado al sur del país.

Sobre la base de este impulso los arequipeños deberían relanzar Tía María, el emblemático proyecto de cobre, con una inversión de más de US$ 1,200 millones. No hay un solo argumento para oponerse a la concreción de esta inversión en cobre, que también podría crear miles de empleos.

De otro lado, la mayoría del Congreso que se opone a la constituyente, igualmente, debería entender que se necesitan leyes que confirmen que el Perú sigue siendo una república, pese a que el Ejecutivo está controlado por el comunismo. Una manera directa de seguir alentando inversiones. Por ejemplo, ¿por qué no restablecer la vigencia de la Ley de Promoción Agraria –derogada absurdamente– que explica el milagro agroexportador peruano?