¡El Perú en defensa de Quellaveco!

En un hecho increíble, que destruye la seguridad jurídica en el Perú, hace trizas la Constitución, las leyes nacionales y los contratos firmados por el Estado, el Ejecutivo aceptó revisar los permisos de agua otorgados por la Autoridad Nacional del Agua (ANA) y el Servicio Nacional de Certificación Ambiental para las Inversiones Sostenibles (Senace) a la empresa Quellaveco (de AngloAmerican), luego de concretarse una inversión de más de US$ 5,500 millones. El devastador retroceso gubernamental se produce apenas 20 días después de que la minera entrara en operaciones, luego de recibir todos los permisos correspondientes.

El presidente Castillo y sus asesores quieren manejar los asuntos técnicos del Estado como si se tratase de una negociación sindical. Por eso han aceptado como válidos los argumentos de las autoridades y radicales antimineros de Islay que comienzan a levantar una leyenda, una mentira de principio a fin, que sostienen que el uso de las aguas del río Titire, afluente del río Tambo, afectará la agricultura y el consumo de agua en el valle de Tambo en Arequipa. ¿Por qué es una mentira de inicio a fin? La empresa Quellaveco utilizará agua del río Titire, contaminada con arsénico y boro de manera natural debido a la actividad volcánica del sur (fenómeno lahar), y a cambio entregará agua limpia, apta para el consumo humano y la agricultura de la represa de Vizcachas.

Estamos, pues, ante una nueva leyenda en contra de la minería, el desarrollo y el proceso de reducción de pobreza.  Quellaveco American es uno de los cinco yacimientos de cobre más grande del planeta, representa una inversión de más de US$ 5,500 millones, proyecta una producción anual de 300,000 toneladas métricas de cobre (TMC) a lo largo de 36 años de vida útil y aportará más de 0.7% al PBI nacional.

Algo más. Quellaveco ha sido un ejemplo de relaciones cordiales entre la empresa, la comunidad y el Estado en general. Desde el 2012 se alcanzaron 26 acuerdos para la gestión del agua y el medio ambiente que han sido cumplidos escrupulosamente. Por otro lado, Quellaveco AngloAmerican ya ha entregado un aporte social de más de S/ 1,000 millones para contribuir al desarrollo de Moquegua.

En la última edición de Perumin 35, desarrollada en Arequipa, se dejó en claro que la última megainversión minera en el país era de la Quellaveco y se estableció que, a diferencia de las últimas tres décadas, no había nuevas inversiones de esa magnitud por el desplome de la competitividad minera del Perú. En el mencionado evento se presentó un informe que demostró que el país se había derrumbado en competitividad en los pilares geológicos y sociales. Si a estos datos le sumamos la invasión por mineros ilegales de Las Bambas –igualmente una de las diez minas de cobre más grandes del planeta– y otros proyectos mineros en Apurímac y La Libertad, entonces, la minería moderna en el Perú está bajo ataque frente al silencio y la indiferencia del Gobierno.

A nuestro entender si el Ejecutivo retrocede frente unas decenas de radicales que bloquean carreteras y paraliza una inversión como la de Quellaveco –que Australia, Canadá y Chile quisieran en sus territorios– quedará en evidencia que el Gobierno de Pedro Castillo sigue alineado al eje bolivariano y está pasando a una nueva etapa de su plan hacia la asamblea constituyente.

Retroceder ante unas pocas decenas de radicales que quieren paralizar Quellaveco, que han paralizado la mitad de la producción de Las Bambas, que desploman la competitividad minera del Perú y ahuyentan las inversiones que nos permitirían reducir la pobreza con rapidez, es apostar por la destrucción de la economía y el aumento de pobreza con el objeto de legitimar el proyecto de la constituyente. No hay otra.