Campaña mediática absurda contra la pesca de anchoveta

En los últimos días se desarrolla una intensa campaña de prensa y propaganda contra la pesca industrial de anchoveta desde diversos medios de Lima y provincias (especialmente en Chimbote). El objetivo de esta bien montada estrategia no solo es reducir las cuotas de las temporadas pesqueras para la industria anchovetera, tanto en el norte como en el sur, sino también tumbarse el exitoso ordenamiento normativo (en concreto el decreto supremo DS-024-2016 Produce, normativa que regula el control y vigilancia de la pesca de juveniles de anchoveta) que nos ha convertido en el campeón del mundo en sostenibilidad del recurso.

Para derogar el actual ordenamiento normativo, esta coalición de medios de “investigación”, así como operadores sindicales y activistas de organizaciones no gubernamentales, han empezado a difundir la idea –otra vez– acerca de que varias empresas pesqueras –organizadas dentro de la Sociedad Nacional de Pesquería (SNP)– “continúan” capturando juveniles de anchoveta “sin ningún tipo de restricciones”. Según estos medios de comunicación, es el DS-024-2016 el marco legal que les otorga “absoluta libertad de depredar el recurso marino”.

Vale recordar que el Decreto Supremo 024- 2016 (que reemplazó al DS 009-2013-Produce) tiene como objetivo sincerar el reporte de posible pesca de juveniles de las embarcaciones. En ese sentido, con esta normativa cuando una embarcación captura juveniles (la ocurrencia es altamente posible) debe informar, a través de un reporte, inmediatamente a los técnicos del Instituto del Mar del Perú (Imarpe) para el cierre inmediato del área. 

De no hacerlo –es decir, de no informar y no sincerar a través de un reporte– la empresa dueña de la embarcación puede ser sancionada con multas tan graves como el retiro del permiso de pesca. Ahora bien, es necesario recalcar que es altamente probable la ocurrencia de pesca de juveniles de anchoveta. Eso suele suceder, pero ninguna empresa pesquera industrial peruana se lo propone así.

El éxito de esta actual normativa (que tiene un enfoque absolutamente colaborativo entre el sector privado y el Estado) es tal que si antes el cierre de un área donde se reportaban juveniles era, en promedio, en 25 días, hoy es en seis horas. Casi inmediatamente. No solo eso, con esta norma, se ha logrado que hoy la biomasa de anchoveta esté por encima de los 10 millones de toneladas por cada temporada en el norte y centro. Una situación que ha colocado al Perú en los primeros lugares de sostenibilidad pesquera a nivel mundial.

Cuando esta normativa entró en vigor, desde el radicalismo ambientalista y el mercantilismo de algunos sectores ilegales de la pesca se dijo que “el DS 024, exterminará a la anchoveta”. Pues bien, ha sucedido todo lo contrario. Hoy se puede decir que la anchoveta goza de una biomasa sostenible y que el ordenamiento pesquero, en manos del Instituto del Mar Peruano (Imarpe), ha sido un trabajo rigurosamente científico. No hay peligro, no se ha exterminado la anchoveta y las cifras de este recurso para los próximos años son sostenibles.

Pero la campaña mediática continúa para tumbarse todo el ordenamiento. Lo que no se puede negar es que hoy la pesca de anchoveta es un factor determinante para el crecimiento económico nacional y que representa más de US$1,000 millones en exportaciones; además de ser fuente de empleo y sobre todo de armonía entre la industria, la biomasa y el medio ambiente.