Cajamarca y el relato antiminero

Días atrás algunos dirigentes antimineros en Hualgayoc y Bambamarca realizaron un paro de dos días contra la posible ejecución del proyecto minero Antanorte. Vale indicar que en estos momentos el proyecto minero está en fase de exploración; esto es, que en caso de que se ejecute podrían pasar meses e incluso años. No obstante, el movimiento antiminero en la zona ha desatado una guerra de propaganda contra Antanorte.

En ese sentido, son varias las narrativas que ha desarrollado el movimiento antiminero contra Antanorte y contra la minería en Cajamarca en general. Por ejemplo, una de estos relatos dice que el proyecto en referencia está contaminando el agua de la represa Aguas Coloradas. Sin embargo, el Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental (OEFA) realizó una inspección técnica en el proyecto y ha concluido “que no hay problemas de contaminación y que las actividades se realizan de acuerdo a las normas ambientales”

Asimismo, la Autoridad Nacional del Agua (ANA), realizó un estudio técnico y elevó un informe en el que señala que la represa de Aguas Coloradas en el caserío de Tranca de Pujupe, “no está contaminada por ninguna actividad minera”. Funcionarios del Ministerio de Energía y Minas hicieron una visita al lugar y llegaron a la misma conclusión: que no hay contaminación alguna. ¿De qué se trata todo esto entonces? De la guerra por el relato contra la minería moderna que el movimiento antiminero desarrolla sin rubores ni vergüenzas.

Las organizaciones no gubernamentales, como Grufides, y los dirigentes antimineros han convertido a Cajamarca en el centro de todos los experimentos contra la minería moderna. Así como en su día se denunció que Conga, el proyecto minero más grande de la zona, iba a contaminar las lagunas, no obstante que nunca demostraron semejantes leyendas y se ignoró un arbitraje internacional que, al contrario, demostró que el mencionado proyecto no afectaba la ecología.

Incluso, la ahora PCM, Mirtha Vásquez, ex abogada de Grufides, fue una de las principales arquitectas de la construcción del mito de Máxima Acuña de Chaupa, “La hija de la laguna”.

No hay pues ningún sustento técnico que avale una posible contaminación de la minería y todas las instituciones —ANA, OEFA y Minem— encargadas del tema señalan que las inversiones mineras cumplen con los estándares ambientales más estrictos. Pero ello no es suficiente para que los proyectos mineros en Cajamarca se relancen.

En este contexto, Miguel Cardozo, vicepresidente del Instituto de Ingenieros de Minas del Perú (IIMP), sostuvo que “de todas estas regiones Cajamarca tiene la mejor opción para convertirse en el mayor productor de cobre”. ¿Por qué? Vale indicar que Cajamarca tiene la mayor participación en la cartera nacional de inversiones mineras, con cinco proyectos y una inversión estimada en US$ 18,050 millones (33.9% de la inversión global nacional; es decir más de un tercio).

Semejantes objetivos de inversión y de reducción de pobreza nunca se concretarán si el movimiento antiminero continúa desarrollando mitos y relatos que bloqueen proyectos decisivos para una región que hoy lidera los índices de pobreza y de pobreza extrema en el Perú.