Ataque contra la segunda temporada de pesca

Días atrás desde el Ministerio de la Producción –a través de la Resolución Ministerial N° 380-2021– autorizó el inicio de la segunda temporada de pesca en el centro y norte del país a partir del 22 de noviembre próximo. El Produce estableció que el límite máximo total de captura permisible será de 2.47 millones de toneladas, cifra que se enmarca en el respeto de los rangos históricos de pesca de los últimos años y que ha consolidado la política pesquera de anchoveta como una de las más sostenibles del mundo.

Como todo indica, si la segunda temporada de pesca termina de manera exitosa representaría una entrada en divisas de más de S/ 1,000 millones y la generación de miles de puestos de trabajo. Si se cumple semejante reto sería una noticia excelente para la economía nacional.

No obstante los desafíos de la pesca de anchoveta y de las buenas proyecciones, desde hace varios días se han venido disparando misiles contra el sector desde sectores ideológicos vinculados al radicalismo ambiental. Asimismo, esta campaña contra la industria pesquera es alentada por algunos medios y empresarios mercantilistas que, a pesar de que disfrutan de cuotas de pesca de anchoveta para el consumo humano directo, pretenden cancelar la nueva temporada pesquera.

Una organización no gubernamental, por ejemplo, acaba de publicar un documental donde se indica que en el Perú existe una política pesquera permisiva con la depredación de la pesca juvenil de anchoveta; y sobre todo que las empresas pesqueras tienen leyes propias porque “los gobiernos priorizan medidas de corto plazo, lo que beneficia a las grandes empresas y perjudica la riqueza del mar peruano”. Asimismo, sindicatos pesqueros en Chimbote empiezan a organizarse para una medida de lucha contra la apertura de una nueva temporada pesquera de anchoveta, bajo el pretexto de la “depredación” del recurso.

Según especialistas internacionales, el Perú tiene uno de los ordenamientos pesqueros más sostenibles del mundo. Ni México ni Japón tienen una política pesquera más sostenible que el Perú, con una biomasa estable y saludable, que convierte al país en el campeón a nivel internacional. Este ordenamiento es fruto de una alianza público y privada, en la que el Instituto del Mar Peruano (Imarpe) juega un papel preponderante, científico, técnico y galardonado a nivel mundial.

Desde hace años, diversas esquinas ideológicas vienen desarrollando campañas sucias de propaganda contra la política pesquera del Perú. Todas esas campañas fracasan por la sencilla razón de que la biomasa anchovetera ha alcanzado un nivel de sostenibilidad como jamás en la historia. 

Sí la administración Castillo pretende que la industria pesquera contribuya al crecimiento y la reducción de pobreza debería escuchar las opiniones de especialistas y científicos que proponen restablecer la ley de promoción de la acuicultura y, sobre todo, un nuevo ordenamiento de la pesca de anchoveta en el sur. 

Como se sabe desde el gobierno de Ollanta Humala se prohibió la pesca industrial desde la milla 1, en nombre de una supuesta pesca para el consumo humano. Con esa medida no aumentó la pesca para consumo humano; pero si se favoreció la industria pesquera de Chile que trabaja desde la franja costera y comparte la misma biomasa con nuestro país.