Apurímac en medio de los conflictos sociales

Región sureña y corredor minero al borde del caos social

Según un informe de la Defensoría del Pueblo, la región Apurímac tuvo el mayor número de casos de conflictos sociales en el mes de enero. La región sureña concentró 26 casos reportados, cerca del 70% de ellos relacionados con proyectos extractivos (minería). A la región Apurímac le sigue Cusco, con 18 conflictos reportados en el mismo mes. Semejante noticia debe poner en alerta a las autoridades nacionales y regionales por una razón sencilla: entre ambas regiones está ubicado el Corredor Minero del Sur, una extensa zona estratégica (que también abarca otras regiones, como Arequipa) en la que se desarrollan importantes proyectos mineros, como Las Bambas, Constancia, Ares y Chumbivilcas.

El Corredor Minero del Sur produce más del 40% del cobre nacional y concentra el 60% de la cartera de proyectos mineros del Perú (US$ 63,000 millones). En esta área —que abarca, como ya se dijo, los departamentos de Cusco, Apurímac y Arequipa— se emplazan los proyectos de Antapaccay (US$ 1,400 millones), Constancia (US$ 1,700 millones), Las Bambas (US$ 10,000 millones), Ampliación de Cerro Verde (US$ 5,600 millones) y Tía María (US$ 1,400 millones). Se calcula que la producción de estas minas representaría más de 1.5 millones de toneladas anuales de cobre, las que se exportarían a través del puerto de Matarani. De allí que el gobierno pepekausa deba proteger este corredor minero.

Son tres las vías por las que la minería moderna ha impactado en el crecimiento económico y el progreso social en Apurímac. La primera es a través de la generación directa de empleos, la segunda es a través de la creación de puestos indirectos (servicios, transportes) y la tercera es con los tributos y el canon. Pues bien, gracias a esas tres contribuciones hoy en Challhuahuacho, Fuerabamba y Tambobamba se ha generado un poderoso círculo virtuoso económico. De allí, por ejemplo, que en tan solo cinco años la pobreza haya disminuido de forma tan rápida. En el 2010 la pobreza en Cajamarca fue de 62%, en tanto que en el 2015 fue 39%. Una disminución de veinte puntos porcentuales en un quinquenio.

Según el Instituto Peruano de Economía (IPE), Apurímac volvió a liderar el crecimiento económico en el último trimestre de 2016, con un sorprendente ¡223%! Vale recordar que en el tercer trimestre de ese año (julio, agosto y setiembre) la región sureña también creció en un 266%. Las Bambas representa un impacto positivo actual en el PBI regional de 65%, frente al 11% del 2015. Para entender la dimensión de este proyecto minero en la economía regional diremos que en el 2015 el PBI regional total representó alrededor de S/. 2,651 millones. Hoy solo la producción de Las Bambas suma al PBI regional la astronómica cifra de ¡S/. 4,554 millones! Es decir, el impacto de Las Bambas en la economía regional es enorme.

El gobierno pepekausa debe escuchar las alarmas sobre la reducción de la inversión minera. En el 2013 esta inversión llegó a US$ 10,000 millones, en tanto que hoy solo es de US$ 4,000 millones. Y se proyecta que para el 2017 la inversión se reducirá aún más (US$ 2,000 millones aproximadamente). Y una de las razones de este bajón en las inversiones es la conflictividad social alrededor de los proyecto mineros.