Editorial Política

Solidaridad con Rafo León y denuncia de la hipocresía

Solidaridad con Rafo León y denuncia de la hipocresía
  • 05 de mayo del 2016

Poder Judicial echa sombras a la libertad de expresión

El periodista Rafo León acaba de ser condenado a un “año de prueba de buena conducta”, a acudir mensualmente a registrarse a una oficina judicial, a no cambiar de domicilio sin aviso previo y a pagar 6,000 soles de reparación civil por haber escrito una columna de opinión en contra de la periodista Martha Meier. A juicio de este portal, en la columna de León no hay nada de difamatorio y, por el contrario, se trata estrictamente de una columna de opinión donde se echa mano del humor y la ironía. Y en el Perú no existe delito de opinión, según la Carta Política, tal como sucede en la mayoría de las democracias y las sociedades abiertas.

En las democracias del siglo XXI la libertad de expresión —según todos los teóricos de la libertad— es la madre de todas las libertades. En las “democracias bolivarianas” de América Latina, por ejemplo, los caudillos autoritarios ganan elecciones mediante el voto popular, utilizando al Estado para crear clientelas; pero solo pueden imponer sus proyectos autoritarios cuando logran quebrar la libertad de prensa. De lo contrario, es imposible. De allí que la sentencia judicial en contra del periodista Rafo León represente una terrible sombra para la democracia, una terrible señal en contra de la libertad. Se debería aprovechar esta ocasión para derogar todas aquellas leyes que restringen la libertad de prensa.

El caso de León debe convocar todos los esfuerzos por preservar la libertad de prensa, pero también debe implicar una profunda reflexión. La sentencia judicial en contra del periodista no nace de una acción del Gobierno central —como pasa en los regímenes bolivarianos— sino de un evidente “conflicto entre periodistas”, que en el Perú comienza a convertirse parte de la práctica diaria de la profesión.

Como parte de su libreto autoritario, la izquierda en el Perú considera que en las democracias y las sociedades abiertas es posible la guerra entre periodistas, “la guerra entre mensajeros”. ¿Alguien se imagina a un periodista de The Washington Post atacando o pontificando sobre la labor o la opinión de otro de The New York Times? ¡Es imposible! Pero en los regímenes chavistas el periodista oficialista se dedica a atacar y a denigrar la credibilidad del periodista adversario, porque busca desacreditarlo o limitar la libertad de prensa del opositor.

La caricatura de Carlín en la que se coloca al colega Aldo Mariátegui en una galería junto a violadores de DD.HH. de los noventa es realmente infame. Con los criterios anticonstitucionales con que se condenó a Rafo León, Carlín no estaría en la calle. Pero algo debemos hacer frente a esta guerra de periodistas que algunos intentan iniciar. Cuando Augusto Álvarez Rodrich, director de Frecuencia Latina, califica de “chiquero periodístico” a gestiones anteriores de El Comercio, ¿contribuye a la libertad de prensa? De ninguna manera.

Cuando los portales Lamula. pe, El utero.pe y Esahora.pe intentaron etiquetar a Víctor Andrés Ponce, director de El Montonero, como “aprista” luego de una entrevista a Alan García —impecable desde cualquier punto de vista periodístico—, se trató de una estrategia de character assassination; es decir, un claro intento de desacreditar una voz disonante en el espacio mediático. ¿Se contribuyó con eso a la libertad de prensa? De ninguna manera. No es que ser aprista sea un demérito, pero una mentira de ese tipo buscaba liquidar la credibilidad y predicamento de uno de los portales más plurales del país.

Para defender al periodista Rafo León, El Montonero también debe denunciar la hipocresía de la izquierda y el permanente intento de desatar una guerra entre periodistas. En las sociedades abiertas el mensajero no ataca al mensajero, porque las batallas entre periodistas solo sirven para que el poder político y todos los poderes oscuros de la sociedad manipulen la actividad dentro de esta profesión, que hoy expresa a la madre de todas las libertades. El Consejo de la Prensa Peruana, Ipys y la Sociedad Interamericana de Prensa tienen la palabra. ¡Abajo la sentencia contra Rafo León!

 
  • 05 de mayo del 2016

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