Editorial Política

Reflexiones sobre la detención de Santos

Reflexiones sobre la detención de Santos
  • 26 de junio del 2014

Golpe a los cacicazgos y a la falsa moral marxista.                                                                                                                                            

La orden de detención preventiva de Gregorio Santos, presidente regional de Cajamarca, tiene una enorme simbología en el proceso político peruano, sobre todo, porque revela el actual momento de la regionalización del país y, de alguna manera, la desubicación de una izquierda que se resiste a modernizarse ideológicamente.

Santos entró a la escena nacional liderando un radicalismo regional que obligó al Estado a abdicar de su soberanía. El gobierno aceptó que se podía suspender la concesión para desarrollar el proyecto Conga, convocó a un peritaje internacional para armonizar los ánimos, pero, finalmente, postergó un emprendimiento de US$ 4, 800 millones. En otras palabras, una región obligó a encarpetar la Constitución y a negociar directamente con quienes habían impuesto el lenguaje de la turba y se habían zurrado en la policía, el Poder Judicial y el Ministerio Público. En el camino derribaron dos gabinetes ministeriales y entonces la figura de Santos creció hasta vocearse su probable candidatura presidencial.

Sin embargo, luego de la detención de cuatro presidentes regionales, hoy sabemos que, en el interior habían surgido reyezuelos que pechaban a la autoridad del Estado de tal forma que consideraban que podían ignorar las leyes nacionales. Ante la parálisis de los fiscales y los jueces la corrupción se desbordó. Hoy estamos de vuelta de los cacicazgos locales ante la evidencia abrumadora de los hechos.

Con la detención de Santos también se termina una estrategia que el marxismo y la izquierda emplearon para estigmatizar a sus rivales ideológicos durante el siglo XX: “la izquierda decente y heroica versus la derecha y los empresarios corruptos, vende patrias”. De alguna forma también es el final de los intentos de dividir la política entre buenos y malos, entre ángeles y demonios, como pretendía el marxismo en reemplazo de los extremismos religiosos. Hoy la izquierda es humana, tiene las uñas largas y está detrás de rejas. Si le agregamos los escándalos de la Caja Metropolitana de Lima en la gestión de Villarán nos queda claro que en todos lados se cuecen habas y a todos les moja la lluvia cuando llueve.

Ahora bien, contemplando la situación de Santos, emerge la convicción de que es lamentable que en el Perú no haya surgido una izquierda moderna que participe del nuevo consenso económico y político que se ha ido gestando en las últimas dos décadas. Si bien la pulverización del modelo estatista se hizo con la comba fujimorista, con el retorno de la democracia todas las corrientes democráticas han aceptando que el modelo económico y el marco de la Constitución de 1993 son las dos columnas insustituibles del nuevo Perú.

El nuevo consenso empezó a formar parte del imaginario nacional porque era imposible aceptar controles de precios y empresas estatales en el país donde se inventó la economía chavista con el velascato, que empobreció al 60% de los peruanos. La defensa del modelo económico se ha convertido en la defensa del marco constitucional que lo sustenta. Pero la izquierda sigue oponiéndose y ha involucionado hasta convertirse en defensora del autoritarismo de Venezuela y de la dictadura cubana.

Santos es un representante paradigmático de esa izquierda que no solo se ha caído en Cajamarca con la recesión desatada luego de la paralización de la inversión minera, sino que también se cae en Venezuela, en Argentina y comienza a hacer agua en Brasil. Todos hacemos votos para que este lamentable momento del proceso de regionalización se transforme en una auténtica descentralización política que acompañe la impresionante descentralización económica y social que ha producido el mercado en el interior, y también para que se represente un punto de inflexión en la izquierda tradicional en el inevitable camino de su modernización.

  • 26 de junio del 2014

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