Editorial Política

Política y economía después del Papa

Incertidumbre política, caída de la recaudación y déficit creciente

Política y economía después del Papa
  • 23 de enero del 2018

 

Los cuatros días de visita del papa Francisco desataron el fervor religioso que históricamente ha sido asociado a la construcción de la peruanidad desde la Independencia, y que ciertas élites iluminadas, repletas de una soberbia e ignorancia intelectual, suelen negar. El fervor religioso de las multitudes también se convirtió en el velo que ocultó la grave crisis política e institucional en la que ha sumido a la democracia peruana la administración PPK. Sin embargo, terminada la visita papal es incuestionable que los problemas acumulados volverán a emerger.

El fallido proceso de vacancia presidencial y el indulto al ex presidente Fujimori, con fractura parcial de la mayoría legislativa, antes que resolver los problemas de la gobernabilidad han desatado enormes interrogantes sobre el futuro de la democracia. El presidente Kuczynski decidió cambiar la política de alianzas que mantuvo con el bloque antifujimorista —con el que ganó las elecciones (nacionalistas, izquierda caviar y pepekausas)— sin gestar una alianza alternativa. La fractura de diez congresistas del llamado “albertismo” en Fuerza Popular no alcanza para otorgar gobernabilidad al sistema, sobre todo porque en ese partido se identifica al Ejecutivo como la locomotora que desarrolló una estrategia de fractura de la mayoría legislativa. En ese sentido, el Ejecutivo es virtualmente un Gobierno que se ha quedado colgado de la brocha.

Si bien es cierto que los pagos de Odebrecht a Westfield son la única explicación de la crisis de gobernabilidad que padece la democracia, también es incuestionable que Fuerza Popular tiene una enorme responsabilidad en el desenlace de la situación y también en la fractura parcial de la mayoría legislativa. El haber priorizado el perfil opositor en detrimento de una oposición prorreformas y progobernabilidad, de una u otra manera, forman parte de la explicación del terrible momento que atraviesa la democracia.

Pero no solo la política y el equilibrio de las instituciones están en cuidados intensivos. La economía empieza a ser devorada por la polarización que promovió irresponsablemente la llamada “izquierda caviar”, no obstante que ahora fuga del barco que ella misma dejó en naufragio. Según César Peñaranda, director ejecutivo del Instituto de Desarrollo Empresarial de la Cámara de Comercio de Lima, es complicado que el Perú alcance la meta de crecer por encima del 4% del PBI, considerando la incertidumbre política y el desarrollo de las elecciones regionales en este año.

Algo más. En la economía peruana —que, según los rankings de competitividad y de clima negocios, retrocede posiciones de manera preocupante— no solo se postergan las urgentes reformas de segunda generación que se requieren para relanzar el crecimiento, sino que se empiezan a perder todos los fundamentos económicos que han sustentado el crecimiento de los últimos 25 años.

El déficit fiscal del año pasado suma 3.2% del PBI, mientras se registra una presión tributaria de 12.9%, una de las más bajas de los últimos 16 años. Considerando que en el 2018 el déficit podría llegar al 3.5%, Peñaranda se pregunta cómo se logrará la meta de bajar el déficit a 1% en el 2021. Agrega que, en este contexto, se vuelve un asunto de vida o muerte la necesidad de desarrollar una reforma tributaria que incremente los ingresos fiscales. Y si a esto le sumamos que la deuda pública ya sobrepasa el 26% del PBI y se acerca al límite del 30%, Peñaranda alerta sobre la posibilidad de perder nuestra calificación crediticia.

Como se aprecia con absoluta claridad, la crisis política comienza a tragarse a la economía debido a la polarización irresponsable que alentó la izquierda caviar. Sin embargo la pregunta se cae de madura: ¿el Ejecutivo y el Legislativo no serán capaces de entender que los enfrentamientos solo favorecen a las propuestas antisistema en el 2021? Y si existe algo de consciencia del dramático problema, ¿no es hora de encapsular la crisis de gobernabilidad y desarrollar una cuerda paralela entre Ejecutivo y Legislativo que priorice las reformas y la defensa del modelo económico?

 

  • 23 de enero del 2018

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