Editorial Política

Oficialismo y oposición posindulto

Posibilidades del nuevo panorama político

Oficialismo y oposición posindulto
  • 11 de enero del 2018

 

El indulto otorgado por el presidente Kuczynski al ex presidente Fujimori ha recompuesto de tal manera el escenario político que, inevitablemente, se modificarán las relaciones entre oficialismo y oposición. En la base de estos posibles cambios está el hecho de que la administración PPK se ha distanciado del bloque político con el que ganó la segunda vuelta y gobernó en los primeros dos años (pepekausas, izquierda y nacionalistas), desatando la polarización política más cruenta de los últimos quince años. Sin embargo el fin de la mencionada política de alianzas no implica un acuerdo de gobernabilidad con Fuerza Popular, porque la herramienta del indulto fue utilizada por el Ejecutivo para fracturar a Fuerza Popular

La fotografía política entonces es incuestionable. Sin embargo la evidente recomposición política abre un universo de posibilidades para la gobernabilidad. Por ejemplo, hoy ya no está en el Ejecutivo la llamada izquierda caviar, el sector que desarrolló las más diversas teorías y acciones para evitar un pacto de gobernabilidad entre pepekausas y fujimoristas. Este solo hecho permite que Mercedes Aráoz, presidente del Consejo de Ministros, desarrolle todas las audacias necesarias para lograr posibilidades mínimas de gobernabilidad con la mayoría legislativa. Y de otro lado, posibilita sostener que los grupos antifujimoristas, que vetaban la participación del fujimorismo en democracia, no van más en el Estado.

Fuerza Popular, por su parte, ha desplegado una feroz oposición en los dos años de administración pepekausa, echando mano, incluso, de uno de los mecanismos constitucionales más extremos que contempla la Carta Política: la vacancia presidencial (el otro es la disolución del Legislativo). Sin embargo la medida no prosperó; es decir, las instituciones ya se pronunciaron sobre el tema. En este contexto, ¿cómo persistir en una férrea oposición sin mimetizarse con la izquierda antisistema y comenzar a perder apoyo popular? La sobrerreacción política del fujimorismo se justificaba por la ofensiva de la izquierda caviar que buscaba fracturar a Fuerza Popular y judicializar a Keiko Fujimori hasta el 2021, pero eso no va más. Hasta hoy el fujimorismo parlamentario solo ha sido sinónimo de oposición, ¿no es hora de presentarse como una fuerza prorreformas?

Algo más. Sin necesidad de renunciar a la lucha contra la corrupción, Fuerza Popular está en la obligación de bajar el hacha opositora porque no puede pretender arrasar con el Gobierno que se atrevió a indultar a Fujimori, a riesgo de enemistarse con un sector del pueblo fujimorista.

De otro lado, los sectores radicales y las propuestas antisistema han decidió plantear un nuevo proceso de vacancia presidencial en el Congreso y convocar movilizaciones en las calles. Estos sectores anticapitalistas suenan con una salida a la boliviana. En todo caso, el peligro de que se caliente la calle no reside en las marchas contra el indulto sino en el abandono de la reconstrucción del norte por parte del Gobierno, en la distancia del Estado con los problemas del sur y del oriente. Allí está el principal reto del Gabinete Aráoz: relanzar el Gobierno sobre la base de la solución de los problemas de la población.

En cualquier caso, luego del frustrado proceso de vacancia presidencial y el indulto a Alberto Fujimori, la gobernabilidad es un rompecabezas por armar y el objetivo de las fuerzas prodemocracia y promercado debería ser evitar a toda costa un adelanto del cronograma electoral, tal como lo plantea la izquierda antisistema. Pero no solo se trata de llegar con un balón de oxígeno hasta el 2021, sino de avizorar la posibilidad de implementar una o dos reformas que le agreguen competitividad a nuestro desarrollo económico y social. Si el fujimorismo, por ejemplo, se decidiera a pisar el acelerador de la reforma laboral estaría haciendo honor a su historia, vinculada a las reformas económicas de los noventa; y estaría demostrando que es una fuerza que no solo se defiende, sino que tiene las cosas claras con respecto a la manera de relanzar el crecimiento para seguir reduciendo pobreza.

 

  • 11 de enero del 2018

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