Editorial Política

¡Festival anticapitalista en el Perú!

Pura vida y ministros, congresistas, y políticos en oleada antimercado

¡Festival anticapitalista en el Perú!
  • 15 de junio del 2017

Pura vida y ministros, congresistas, y políticos en oleada antimercado

El caso Pura Vida ha desatado una competencia entre las autoridades del Estado para aparecer como el campeón de los consumidores frente a “las empresas privadas que solo quieren la ganancia”. Primero fue el defensor del Pueblo, Walter Gutiérrez, quien, de un solo plumazo pretendió derribar los sistemas de regulaciones y la institucionalidad de Indecopi que, por primera vez en nuestra historia, nos han permitido organizar una sociedad de consumidores. Luego los congresistas se arrancharon el galardón de “héroe de los compradores estafados” y, finalmente, los ministros del Gabinete Zavala comenzaron a representar “al mundo de los consumidores contra la voracidad capitalista”.

La ministra de Salud, Patricia García, en un arranque de euforia, anunció que se iba a revisar los registros sanitarios de 567 productos lácteos, a través de una comisión ad hoc, mientras intentaba explicar por qué se había anulado el registro sanitario de Pura Vida: en la inspección a la planta se encontró leche fresca y en polvo, pero no evaporada (¿la leche evaporada no es la fresca que se evapora?). El galimatías continúa en el afán de subirse a la ola populista y demagógica.

Pero, ¿acaso saben los ministros del Gabinete Zavala lo que producen con este tipo de señales, en el afán de eludir sus responsabilidades políticas en Digesa y todas las entidades que no cumplieron su deber? Los mercados son organismos vivos que respiran señales públicas, y es casi seguro que la industria láctea se verá afectada con estas informaciones inexactas sobre valores nutricionales, aditivos, grasas y otros insumos que se usan en el proceso industrial. Insumos que no obstante estar permitidas por el el Codex Alimentarius y la Oficina de Drogas y Alimentos de Estados Unidos (FDA), hoy son demonizados en un festival anticapitalista que solo se puede entender desde los intereses de la izquierda antisistema. Los efectos en la industria láctea y alimentaria serán reales e, incluso, las cadenas de comercialización —como los supermercados— sentirán el impacto de la oleada populista.

Pero las olas de demagogia no solo vienen del Ejecutivo, también en el Congreso la música de la fiesta se oye a todo volumen. La Comisión Agraria del Legislativo acaba de prohibir la importación de leche en polvo, no obstante que se trata de una leche deshidratada que mantiene el 97% de los nutrientes de la leche fresca y que, de una u otra manera, posibilita que la industria ganadera del Perú acerque sus estándares de competitividad a la de países como Estados Unidos y Nueva Zelanda, por ejemplo. El mercantilismo propone cerrar la importación para favorecer a los ganaderos locales sin importar el interés de los consumidores.

La inevitable pregunta que surge en este tema es, ¿cuál es la conducta que asumirá el fujimorismo frente al tsunami de demagogia estatista que ha levantado la izquierda y que —como en las cuestiones de género o medioambientales— lleva de las narices a algunos periodistas deseosos de “inmolarse contra alguna empresa”? La mayoría legislativa debería considerar el particular momento del país, en el que a la crisis política se agrega la ralentización del crecimiento económico, situación que genera un escenario absolutamente favorable al discurso anticapitalista en el Perú.

En el primer trimestre de este año el Perú apenas creció 2%, la inversión privada cayó 6% y la pública más de 15%. En otras palabras, según las cifras del primer trimestre, técnicamente nuestra sociedad ha vuelto a aumentar la pobreza (para reducir este flagelo social necesitamos crecer al menos 3.5%). Si consideramos el frenazo económico de fines del año pasado —de responsabilidad directa de la administración pepekausa—, el caso Lava Jato, el fenómeno de El Niño costero y ahora este festival populista y demagógico alrededor de una supuesta defensa de los consumidores, entonces se vuelve casi imposible recuperar la senda del crecimiento.

Los sectores lúcidos del pepekausimos y el fujimorismo deberían reaccionar y evitar que prosperen estas iniciativas populistas que comienzan a perforar las bases fundacionales del modelo económico y social que se gestó con las reformas de los años noventa.

  • 15 de junio del 2017

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