Editorial Política

¡Ataque a las Bambas es un ataque al Perú!

¡Ataque a las Bambas es un ataque al Perú!
  • 17 de octubre del 2016

Bloquean carretera, un civil fallecido y 20 policías heridos

Las Bambas, el megaproyecto de cobre del Perú por excelencia, volvió a ser atacado por sectores radicales antimineros durante el fin de semana pasado, con el lamentable saldo de la muerte del ciudadano Quintino Cereda y veinte policías heridos. Los volquetes que transportan mineral en una vía pública autorizada por el Ministerio de Transportes y Comunicaciones, a 28 kilómetros de la mina (lejos de las comunidades adyacentes), fueron impedidos de circular por algunos sectores que pretendían cobrar “peajes” por el paso de cada vehículo. Cuando la policía empezó a despejar la vía, desde cierta colina una turba emboscó a los efectivos produciéndose los resultados lamentables.

Los hechos sucedieron en la misma semana en que se conocía que Apurímac había crecido 266%, convirtiéndose en la locomotora del crecimiento del Perú, según el Indicador Compuesto de Actividad Económica (ICAE) del Instituto Peruano de Economía (IPE). La misma semana en que se conocía que la inversión minera era determinante en la reducción de pobreza del 60% de la población a 39% en la región apurimeña. En otras palabras, cuando se podía empezar a hablar de un “milagro económico y social de Las Bambas”.

¿Cómo explicar la violencia entonces? A entender de este portal es innegable que el abandono y la desidia estatal son el marco sobre el cual actúan los sectores radicales antimineros para desinformar a la población y el país. Eso es innegable. Pero la violencia, los muertos y los heridos no se explicarían sin la actuación de los sectores antimineros.

¿Qué exigen los quienes bloquean una carretera pública que existía antes de que los camiones transportaran el mineral? ¿Un peaje? Ahora no quieren que los volquetes transporten el mineral y exigen un mineroducto (sistemas de ductos para transportar el mineral). Antes de que la mina empezara las operaciones se opusieron al mineroducto y el año pasado la violencia causó tres muertos. Después de que lograron que no haya mineroducto, ahora exigen que no se utilice la carretera. En otras palabras, no hay argumentos, solo se trata de parar la producción de la mina.

¿Por qué el radicalismo apunta hacia la minería y, en particular, en contra de Las Bambas? Sin la producción minera el Perú estaría creciendo apenas al 2% del PBI y semejante escenario de desaceleración favorecería la resurrección del discurso estatista y las propuestas antisistema. Como Las Bambas aporta alrededor de 1.5% al PBI, el radicalismo minero ha entrado en desesperación y no sabe qué hacer para detener la producción de cobre. De otro lado, las ONG del radicalismo antiminero buscan detener la producción de cobre del Perú para favorecer a los grandes traders del cobre mundial, que cuentan con un enorme stock del metal rojo. Parar la producción peruana es elevar el precio de la libra de cobre y engordar los bolsillos de algunos millonarios a costa de los pobres del Perú.

En toda esta situación llama poderosamente la atención la conducta de la administración PPK. ¿Por qué el Ministerio del Interior no informó que los veinte policías heridos fueron emboscados cuando pretendían despejar la vía pública?¿Por qué el Ministerio del Interior se pone de costado en el problema y se anuncian posibles sanciones a los policías que desbloquearon una vía pública porque no se había cumplido un “trámite burocrático”? ¡Es una locura! ¿Por qué el Ministerio de Transportes y Comunicaciones se demoró en informar que la carretera era una vía pública y no había ningún “camino abierto en medio de las comunidades”, como decían los radicales antimineros? ¿Por qué ni el Ministerio Público ni la Defensoría del Pueblo señalaron con más contundencia que el grupo radical se oponía al ingreso del fiscal para levantar el cadáver del fallecido? ¿Por qué los fiscales y jueces se inhiben de aplicar la ley e investigar, procesar y sentenciar a quienes atentan contra la vida, la salud y la propiedad mediante el bloqueo de carreteras y la violencia? ¿El Estado está abdicando de sus funciones?

Formulamos estas preguntas porque algunos creen —incluidos algunos medios— que la violencia cerca de Las Bambas es un asunto que compete solamente a la empresa minera y al sector radical. Se equivocan de cabo a rabo. Detener Las Bambas es decretar los funerales de la economía de mercado y poner en riesgo la gobernabilidad. Detener el megaproyecto minero del Perú es permitir que el antisistema prospere. Con una economía lentificada que araña la recesión todo puede suceder. Pero no solo se trata de argumentos a favor de la economía y la sociedad. Bloquear una vía a cuarenta minutos de la mina, a 28 kilómetros de la operación, nada tiene que ver con las comunidades adyacentes. A ese paso llegará el día que los cargamentos de cobre del Perú sean interceptados por piratas en el océano. ¿O no? En todo caso, ¿existe Estado en el Perú?

  • 17 de octubre del 2016

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