Globalización

Medio siglo de violencia

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  • 03 de junio del 2014

Balance y futuro de las FARC de Colombia.                                                                          

En medio del fragor del proceso electoral colombiano, pasó casi desapercibida una fecha luctuosa para Colombia: Los 50 años del nacimiento de la organización comunista armada FARC, que el año 1964 insurgió para asaltar el poder e instaurar un régimen totalitario supuestamente popular, pero en realidad enemigo de la libertad y de la democracia. Aquel año 64 el estado colombiano tomó por asalto la llamada “República de Marquetalia”, una zona de la selva colombiana en donde grupos armados comunistas y extremistas habían creado una “comunidad autónoma”, liderada por Manuel Marulanda, alias “Tirofijo” y Jacobo Arenas. Luego del mencionado asalto, las FARC, en una carta fundacional, proclamaron que insurgían para acabar con “la desigualdad social, política y económica… estableciendo un estado marxista-leninista-bolivariano”. Eran años en que en América Latina soplaban vientos revolucionarios, y los ciudadanos, sobre todo, los jóvenes, estaban deslumbrados por el triunfo de la revolución cubana (1960). De hecho las FARC nacieron a imagen y semejanza de la guerrilla castrista, con ayuda de Cuba y de la entonces Unión Soviética. Medio siglo después, de aquella aureola inicial de romanticismo justiciero no queda nada, y las FARC se han convertido en una organización que privilegia el terrorismo, y vive de la “industria” del secuestro y de la droga. Europa y Estados Unidos la consideran un cartel más del narcotráfico. Ha dejado tras su paso profundas huellas de dolor, destrucción y muerte que conmueven e indignan al mundo. Según cifras del gobierno de Manuel Santos, proveídas por grupos privados de derechos humanos, desde que las FARC desataron la violencia han muerto unas 200,000 personas, otras 25,000 han desaparecido y unos 5.7 millones tuvieron que huir de las zonas de enfrentamientos armados. Si la subversión pretendía justificarse en la pobreza y el subdesarrollo, ahora no hay nada que la justifique. Colombia es un país pujante: El 2013 su economía creció 5.1%, el desempleo bajó a 7.8% de la población económicamente activa, la inversión llegó al 28.4% del PBI (récord); y junto con Chile, México y el Perú, socios en la Alianza del Pacífico, Colombia es una de las estrellas emergentes del continente. El repudio a las FARC se hizo más evidente que nunca en febrero del 2008, cuando seis millones de ciudadanos salieron a marchar en 193 ciudades de Colombia y del mundo bajo el lema “No más FARC”. Solo en Bogotá marcharon un millón de personas. Pero nunca antes ese grupo armado estuvo tan lejos del poder y tan cerca de la derrota como durante el gobierno de Álvaro Uribe (2002-10), que decapitó su dirigencia y arrinconó a sus columnas en la selva colombiana. Según la consultora en seguridad y defensa Decisive Point, desde el 2008 las FARC perdieron unos 2300 hombres, con lo cual hoy tendría una fuerza de 7.500 combatientes, mucho menos de los 20,000 que tuvo en los años 70. Según Human Rights Watch, el 30% de sus miembros son jóvenes menores de 18 años reclutados a la fuerza. Pese al descrédito y al debilitamiento militar de las FARC, el presidente Juan Manuel Santos les propuso sentarse en una “mesa de concertación”, originando las negociaciones que empezaron el 2012 con auspicio de Cuba y Noruega, sin resultados hasta la fecha. El gobierno de Uribe también intentó negociar en su momento para liberar a decenas de secuestrados, pero las condiciones extremas de los subversivos llevaron las conversaciones al fracaso, tras lo cual el estado pasó a la ofensiva militar que descabezó y arrinconó a la guerrilla. Según los analistas políticos colombianos, Santos esperaba llegar a un acuerdo con las FARC para cosechar ese éxito político en su reelección presidencial, pero su derrota en la primera vuelta parece indicar que un amplio sector del país no respalda su iniciativa y sí apoya en cambio la de su contendor, el uribista Óscar Iván Zuloaga, quien ha prometido que suspenderá las negociaciones con las FARC hasta que éstas detengan sus acciones terroristas. En suma, el destino inmediato de las FARC estará marcado por el ganador de la segunda vuelta electoral, y todo indica que podría ser Zuloaga. De confirmarse este pronóstico, sería el más ingrato “presente” por su 50 aniversario.  

  • 03 de junio del 2014

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