Globalización

El ocaso del populismo brasileño

El ocaso del populismo brasileño
  • 07 de marzo del 2016

Las denuncias contra Lula remecen a la izquierda regional

La fiscalía brasileña ha encontrado pruebas que incriminan al ex presidente brasileño Luiz Inacio “Lula” Da Silva como uno de los principales beneficiarios de una red de corrupción en torno a la empresa petrolera estatal Petrobras. Con el allanamiento de la casa y la detención momentánea del ex presidente, la acusación ha remecido al gigante de América del Sur  y, de alguna manera, a la izquierda sudamericana.

Como se sabe, Lula Da Silva convirtió en paradigma de la izquierda en esta región y muchos gobiernos sudamericanos se inspiraron en él, no obstante, allí donde el modelo coloca al estado como centro del desarrollo y como dueño de las empresas “estratégicas” la corrupción, tarde o temprano, se instala como un cáncer.

Según el fiscal de Curitiva, Carlos Fernandez Do Santos, a cargo de la operación denominada “Aletheia”, al ex presidente brasileño se le acusa por supuestamente ocultar patrimonio y lavado de dinero. De acuerdo a la Fiscalía cinco empresas implicadas en desvíos de dinero de Petrobras han donado millones de dólares (más de US$5 millones) al Instituto “Lula”, presidido por el ex jefe de Estado. Además, dichas empresas han pagado unos US$2,5 millones por las conferencias que Lula realizó en Brasil y el extranjero y han comprado una vivienda  en la que el ex presidente reside actualmente.

Vale recordar que la red de corrupción alrededor de Petrobras se descubrió en el 2014 a través de la Operación “Lavajato”. Aquella investigación, originada en el estado de Curitiva, descubrió una red de lavado de dinero procedente de la estatal brasileña dirigida por políticos de confianza del Partido de los Trabajadores, en el gobierno desde el 2004. Se estima que entre el año 2004 al 2012, el pago de sobornos y blanqueo de dinero fue superior a US$ 2,000 millones. El sistema funcionaba a través de Petrobras que licitaba proyectos de infraestructura a empresas constructoras. Desde allí se transferían sobornos a empresarios y políticos.

Con “Lavajato” han caído importantes líderes empresariales como Marcelo Odebrecht, jefe de la empresa Odebrecht, y Joan Santana, publicista político del ex presidente Lula y quien trabajó al lado de la actual mandataria, Dilma Roussef. El escándalo tiene ribetes internacionales porque ha salpicado a varios líderes y políticos de otros países como el Perú o Bolivia.

El escándalo anticorrupción sucede en un contexto difícil para la economía brasileña sumida en la recesión. Según datos recientes del Instituto Brasileño de Estadística el PBI se contrajo a -3,7%; el desempleo es del 9% de la PEA, es decir, alrededor de 10 millones de personas, y se estima que más de 3 millones de personas consideradas de clase media retornarán a la pobreza.

Como en todas las experiencias de populismos latinoamericanos y dictaduras en el mundo, uno de los pilares de este modelo son las empresas “estratégicas” estatales. Por ejemplo, no se puede entender el autoritarismo de Chávez y Maduro en Venezuela sin la estatal PDVSA o las dictaduras en los países del Medio Oriente. En Brasil, el ejemplo de populismo en la región que la izquierda enarbolaba se cae a pedazos. El populismo ha llevado al ocaso económico y político del gigante brasileño.

 
  • 07 de marzo del 2016

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