Sigue ofensiva mercantilista de la leche

La autoproclamada Asociación de Ganaderos Lecheros del Perú (Agalep), que solo representa a menos de 150 ganaderos de un universo de 286,000 —de los cuales 24,000 se dedican a producir leche fresca—, sigue impulsando una ley en el Congreso que solo busca el beneficio de su grupo en contra de los consumidores y los ganaderos pobres del Perú. Algo así, en cualquier parte del mundo, se llama mercantilismo. Punto. Es decir, la utilización del Estado para aprobar normas, regulaciones y leyes que establecen privilegios para algunos y que afectan a todos los consumidores.

Agalep y un grupo de congresistas pretenden que la industria láctea ya no utilice leche de polvo importada ni algunos aditivos aceptados por el Codex Alimentarius —que ha sido ratificado por 188 países del planeta— para elaborar la leche evaporada. Como ya hemos informado en este portal, el 70% de la leche que procesa la industria láctea es provisto por la producción nacional. El 30% restante se cubre con la leche en polvo importada. No se necesita ser economista para entender que esta prohibición elevará los costos y afectará a los consumidores.

Claro, se puede argumentar que no se trata estrictamente de una prohibición, porque el producto que utilice la leche importada —según la mencionada iniciativa mercantilista— ya no se llamará “leche evaporada” sino “producto lácteo reconstituido”. Sin embargo, el resultado inmediato será que los menos de 150 ganaderos beneficiados por sus amigos en el Congreso elevarán automáticamente sus tasas de ganancia, porque solo su producción se considerará insumo para la leche evaporada.

¿Por qué? Ya no se podrá acopiar el 60% de la leche fresca que producen 24,000 pequeños ganaderos en provincias. Generalmente la leche que producen estos pequeños ganaderos debe estabilizarse para ser trasladada a los centros industriales y estandarizarse con leche en polvo, grasas y calcio, entre otros. El motivo: la producción lechera nacional es muy irregular, sobre todo la de los ganaderos más pobres.

Agalep y sus amigos en el Congreso, pues, pretenden hacer pasar una norma mercantilista sin anestesia. En la medida en que solo la leche producida por los integrantes de esta coalición será el único insumo para la leche evaporada, entonces, los buenos contactos en el Legislativo se convierten en buenos negocios.

Al exigirse 100% de leche cruda para producir la leche evaporada, Macroconsult ha calculado que los precios de este producto al consumidor se elevarán en 36%. Considerando que el 30% de la demanda nacional se cubre con leche en polvo importada, en el acto el precio de la leche cruda subirá y afectará a las pymes que desarrollan una pujante industria artesanal de lácteos en Cajamarca, Puno, Arequipa y Huancayo. Según Macroconsult, de los dos millones de toneladas métricas de leche fresca que se producen en el país, el 45% se destina a la producción artesanal de lácteos, el 51% a la industria láctea (Gloria, Laive y Nestlé) y el 4% al autoconsumo.

El mencionado proyecto mercantilista de la leche contraviene abiertamente los convenios suscritos por el Perú en la Organización Mundial del Comercio, viola el espíritu de los TLC firmados por el país y vulnera abiertamente los principios económicos establecidos en la Constitución, porque discrimina entre mercancías nacionales y extranjeras.

Algo extraño está sucediendo en el Perú. No obstante que en las elecciones nacionales pasada, ganaron dos fuerza promercado, poco a poco se comienza a desmontar el modelo económico. ¿Qué está sucediendo?