Se necesita atraer inversiones en petróleo

El ministro de Economía, Carlos Oliva, ha enviado al Congreso de la República el Oficio Nº 1359-2018 planteando opinión —como lo han hechos otros ministerios e instituciones relacionados con el sector hidrocarburos— sobre el régimen de canon y regalías en el proyecto de la nueva Ley Orgánica de Hidrocarburos, pendiente de aprobación en el Pleno del Congreso de la República. El texto ha desatado un interesante debate sobre cómo atraer inversiones a través de una sistema flexible de pagos del canon y regalías.

Enrique Gonzales, experto en temas de hidrocarburos, señala que el dictamen de la nueva LOH apunta en el sentido correcto. Sostiene que las actividades relacionadas con los hidrocarburos y el precio del barril de petróleo y del gas, dependen del volumen de producción y transacción mundial. En ese contexto, señala que no es prudente establecer valores porcentuales fijos al canon y a las regalías que los concesionarios de lotes de petróleo y de gas deben pagar al Estado —a través de Perupetro o del Ministerio de Economía y Finanzas—, y que luego son distribuidas a las regiones, provincias y distritos donde se realizan las actividades vinculadas con hidrocarburos.

Lo razonable, según Gonzáles, sería establecer —de acuerdo al comportamiento del mercado y sus indicadores—– variables que determinen el valor porcentual del canon para determinado momento: cuando el precio del barril y el gas suba o baje en el mercado internacional. “Es lo más justo para los poblados del país en donde se realicen las actividades del sector hidrocarburos, incluso establecer una nueva distribución del canon que alcance a las comunidades”, señala el experto. Cusco, Loreto o Piura recibirán mayor canon cuando el precio del barril de petróleo y de gas suba en el mercado internacional. Y cuando bajen los precios, los concesionarios podrán ajustar el valor de su producción para cumplir con las obligaciones económicas asumidas.

Sobre el pago porcentual de las regalías que las compañías de hidrocarburos hacen mensualmente, Gonzales sostiene que debería depender de las negociaciones entre los representantes del Estado y los concesionarios de manera individual, sin establecer ningún valor fijo. Indica el experto que todos los lotes petrolíferos son de diferentes características y, por tanto, el valor de las inversiones son distintas.

El actual volumen de reservas y recursos se ubica en tres escenarios: campo maduros (mas de 30 años de explotación), campos con mínima exploración y campos de frontera (ningún tipo de exploración). Además, una cosa es extraer petróleo offshore y otra en medio de la selva amazónica. Asimismo, los lotes con menores reservas no serían concesionados, y los que están a punto de quedar “secos” serían abandonados por las compañías. Por todo eso, Gonzales considera que los valores porcentuales de las regalías se deben negociar, caso por caso, antes de firmar los contratos.

Lo cierto es que Perú debe ser un país atractivo y competitivo para la exploración y explotación de hidrocarburos. Y eso es lo que pretende hacer la nueva LOH. Sin embargo, sectores vinculados a las ONG del ambientalismo ideológico organizan y asesoran “sindicatos” de pescadores y federaciones de indígenas para que propongan una ley rígida que, en lugar de atraer, espante a los inversionistas de clase mundial, aquellos que deberían establecerse en el país.

La izquierda boicotea la LOH señalándola como proempresarial, pero sin antes observar cómo sus pares de Ecuador y Bolivia hacen todo lo posible para reducir la pobreza de sus países, explotando los recursos naturales de manera racional y cuidando el medio ambiente (tal como se hace también en Perú). Rafael Correa, en Ecuador, ha promovido las actividades del sector petrolero; y Evo Morales, en Bolivia, incentiva la producción y comercialización de gas, así como la explotación e industrialización de litio (con los alemanes).