Reforma laboral, más urgente que nunca

 

El reporte Doing Business (DB) 2018, del Banco Mundial, relacionado con el mercado laboral, indica que los salarios en los días de descanso en Perú están por encima de los de Chile, Colombia y Ecuador, países socios de la Alianza del Pacífico. Mientras en Perú se paga una prima equivalente a 100% de un día normal, en Colombia solo 75%, en México 25% y en Chile no hay prima equivalente adicional.

Sobre las labores nocturnas, la prima en Perú y Colombia es 35%, pero en México y Chile no hay adicional. Sobre los despidos, el reporte señala que Perú es el único país que paga indemnizaciones a los trabajadores por este motivo. Como se aprecia en los países de la Alianza del Pacífico existe una tendencia proempresa en la legislación; tal como sucede en Estados Unidos, por ejemplo. Sin embargo en el Perú el discurso socialista “ a favor del trabajador” solo fomenta la informalidad.

Según DB, existe una gran transformación del mercado laboral a nivel mundial. En algunos países se ha reducido drásticamente las primas extras por trabajo en días de descanso y turnos de noche, así como el pago y días de vacaciones. Asimismo, se han elevado los periodos de prueba para los trabajadores nuevos y otras reformas relacionadas con periodos de descanso pagado por enfermedad y licencia por maternidad.

Los países están adoptando medidas para alentar las inversiones privadas, que coinciden en la importancia de la desregulación del mercado laboral. Hay consenso en contra de la excesiva legislación que impide la flexibilidad del mercado laboral. La idea es que los empresarios inviertan más, se genere más empleo y se elimine el fantasma de la informalidad.

La flexibilidad laboral está asociada al incremento de la productividad y competitividad, creación de empleo, producción per cápita y reducción de la informalidad. Por ejemplo, según el Banco Mundial (2016), en Alemania el desempleo bordea el 4% de la PEA y el ingreso per cápita es de US$ 42,000 anuales. En Holanda el desempleo es del 6% y el ingreso per cápita de US$ 45,000 anuales. Ambos países cuentan con las legislaciones laborales más flexibles del área europea. Semejantes cifras nos señalan la importancia de reformular las leyes laborales del Perú.

Una de las causas de la informalidad laboral peruana es el fallo del Tribunal Constitucional (TC) que, contradiciendo el artículo 34 del Decreto Legislativo N° 728, consagra la estabilidad laboral absoluta. El fallo, populista y demagógico, permite la reposición del trabajador en el empleo en lugar de una indemnización.

Según la Cámara de Comercio de Lima (CCL), por las excesivas regulaciones laborales 8.9 millones de peruanos trabajan sin contratos formales. Según el reporte de competitividad del Foro Económico Mundial (2017-2018), Perú ocupa el puesto 129 de 137 países en cuanto a las políticas más rígidas para contrataciones y despidos. Es decir, el fallo del TC es enemigo de los trabajadores. Con el prurito engañoso de la “protección de los y trabajadores” se ha festinado una legislación que impide la generación de nuevos puestos formales con todos los beneficios sociales, que hoy son exclusividad de unos cuantos privilegiados.

Una reforma laboral debe anular el fallo del TC, que permite la reposición de los trabajadores despedidos en lugar de una indemnización. Y, según lo indicado por el reporte Doing Business, solo a Perú se le ocurre premiar a los despedidos, a los que no ofrecen resultados en sus centros de trabajo.

La Ley de Promoción Agraria (Ley Nº 27360) es un buen ejemplo de flexibilización del trabajo. En 18 años se ha reducido la pobreza en las zonas rurales de la costa: de 67% a 19%. Los salarios de los trabajadores agrarios, de unos S/ 1,500 en promedio, están por encima de la Remuneración Mínima Vital (RMV). Las exportaciones agrícolas tuvieron un crecimiento milagroso: de US$ 644 millones en 2001 a US$ 5,925 millones en 2017. Y se espera para el 2021 duplicar las exportaciones.

¡Basta de politiquería! ¡Manos a la obra, Ejecutivo y Legislativo! ¡Reforma laboral ya!